Revista digital
TRIBUNA
febrero 2022

La revolución del vínculo empresa-trabajador: adaptarse o morir

Alén Fernández,
director del negocio de HCM de Oracle Ibérica

 
Alén FernándezLa pandemia ha provocado una gran revolución en el mundo empresarial y ahora los empleadores deben esforzarse para mejorar la flexibilidad, la formación y el desarrollo profesional de sus empleados
Las relaciones existentes entre las empresas y sus trabajadores ya no son lo que eran. Como todo en este mundo, consecuencia del distanciamiento social, la relación se ha enfriado y todos, o gran parte de nosotros, ya no pensamos de la misma manera que lo hacíamos hace más de dos años, justo antes de que la COVID-19 llegara a nuestras vidas para modificarlas para siempre.

Sin embargo, este cambio del vínculo entre empleadores y empleados ha empezado a producirse mucho antes de la actual crisis sanitaria a la que nos enfrentamos en estos momentos. La gran recesión de 2008 ha sido el pistoletazo para la pérdida de confianza entre los trabajadores y las compañías. Esa menor “empatía” entre unos (empresas) y otros (trabajadores) se mantuvo, aunque evidentemente con algún que otro altibajo, hasta que llegó 2020 de la mano de la COVID-19 para asestar la estocada definitiva.

En ese nuevo escenario, todos comenzamos a pensar de una manera diferente a la vez que hemos experimentado nuevas necesidades. Si bien antes el trabajador respetaba su contrato y podía llegar a pensar que su vida ya estaba solucionada, ahora esa fórmula ya no funciona. Los trabajadores, en medio de este enfriamiento con sus empresas, tienen nuevas demandas y quieren crecer profesional y personalmente, por lo que ya no se sienten atados a sus empleadores. Un reflejo de ello es que, en agosto de este año, alrededor de 4,3 millones de trabajadores abandonaron sus puestos de trabajo en Estados Unidos, 300.000 empleados más que en el mes de julio.

Este dato es el síntoma de que los trabajadores han empezado a poner su bienestar personal en primer lugar, antes mismo que su contrato de trabajo. Así lo demuestra también el nuevo estudio AI@Work de 2021 de Oracle, que ha encuestado a más de 14.600 personas de 13 países. Según las conclusiones del estudio, el 81% de los trabajadores sienten que sus empresas no hacen todo lo posible por cuidar la salud mental de los empleados.

Estos datos demuestran que los empleados están más deseosos que nunca por cambiar de puesto de trabajo o reformular su futuro profesional, especialmente los jóvenes. El 91% de los millennials y un 92% de los pertenecientes a la generación Z manifestaron en la encuesta su idea de cambiar su orientación profesional, así como su deseo de que las empresas destinen más recursos para ayudarles a crecer en el ámbito profesional.


Los empleados preparados para el cambio

Con la llegada de la COVID-19, nuestra vida ha cambiado drásticamente de la noche a la mañana, no solo en la esfera personal sino en la profesional también. Ya son muchos los trabajadores que se han dado cuenta de que tienen que escuchar más a sus necesidades para no sentirse estancados. Es por ello que, en 2020, el 93% de ellos se tuvo que replantear hacia dónde querían ir para seguir creciendo y mejorando.

Los empleados ya no sienten que viven para trabajar, sino que trabajan para vivir. Y si las empresas no practican esa escucha activa, acabarán por perderlos, porque están en busca de nuevas oportunidades a costa, incluso, de reducir su tiempo de vacaciones y sus salarios con tal de sentirse cómodos en su entorno laboral. Y si sus empresas no atienden a sus necesidades formativas y laborales, acabarán sufriendo la Gran Renuncia.

Nos adentramos en una nueva era: la crisis sanitaria ha cambiado para siempre la relación entre empleadores y empleados. Los trabajadores quieren ser escuchados ahora y demandan cada vez más flexibilidad en las compañías donde trabajan. Las empresas que no se den cuenta de ello y no se centren en crear un lugar de trabajo empático, flexible y receptivo, con oportunidades claras de desarrollo profesional, serán aquellas que caminarán en dirección contraria al triunfo.

Bajo el concepto de Charles Darwin, la gran premisa es: adaptarse o morir. Las empresas que estén dispuestas a adaptarse a las nuevas demandas de los trabajadores serán las que triunfarán en los próximos años. Al final del día, si quieren sobrevivir, las compañías deberán replantear sus modelos de negocio cuando vean que sus empleados encuentran mejores condiciones en la competencia.



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