Revista digital
TRIBUNA
septiembre 2013

¡Si, hombre! Outplacement….

José Luis Tamargo,
director de Page Consulting

 
José Luis TamargoCreo honestamente que para ayudar a una persona a tratar de recolocarse hay que ser valiente, paciente y resistente
¿Quién iba a pensar hace diez años que la palabra outplacement nos iba a resultar tan familiar a todos? Pues bien, la realidad es que da igual que uno hable con un vecino, con un pariente o con una persona en la fila del AVE que esa palabra se ha hecho casi tan popular como el acrónimo ERE.

La verdad es que el servicio que hay detrás de la palabra también ha cambiado bastante, aunque luego entramos a fondo en este tema…

Recuerdo cuando era un planteamiento especialmente dedicado a directivos que ya no encajaban en la estrategia de la compañía, que ante un cambio de CEO o director general se veían relegados frente al nuevo equipo, etc. Se veía como un servicio Premium que formaba parte del paquete de salida, si me apuran hasta tenía su punto de romanticismo.

Ahora mismo, tras los cambios legales, ha pasado a ser un servicio “a granel” donde cualquier compañía que realice un ERE o un despido de más de 50 personas debe obligatoriamente proveer de un servicio de recolocación a las mismas.

Básicamente hasta este punto, aún a riesgo de parecer ácido, parece un planteamiento legal muy positivo ya que parte de la premisa de que el servicio de recolocación o “intento de recolocación” al menos va a enseñar a las personas que se quedan descolgadas del mercado laboral a reintegrarse cuanto antes. Digo parece, porque en un mercado laboral como el actual, con muy pocas posibilidades para muchos demandantes, para que un servicio así funcione debe ser un muy buen servicio, que dedique tiempo a las personas tanto desde el plano emocional como desde una verdadera orientación profesional. Lo “menos bueno” es que cuando este servicio es impuesto legalmente las compañías que desgraciadamente tienen que tomar esas dramáticas decisiones lo ven como un coste más, que legalmente deben asumir, y, por tanto, buscan que sea lo más bajo posible.

Lamentablemente para todos, los que deberían beneficiarse del servicio, los que lo prestan y los que lo pagan, esta nueva situación les lleva a todos a reducir el coste, a reducir la calidad y profesionalidad del servicio, y al final, a perjudicar al que debería beneficiarse de un servicio originalmente tan bien pensado. Se ha convertido la actividad de outplacement en un negocio de volumen, con jugadores no expertos y donde la calidad se ha resentido mucho.

Es en este punto donde me permito recuperar el segundo párrafo de este artículo; es decir, donde entro a fondo sobre lo que este servicio implicaba en otra época. Era un servicio con atención personalizada a la persona afectada por la desvinculación, que cuidaba tanto el plano emocional como el profesional y que realizaba un acompañamiento muy presencial durante el proceso de recolocación que garantizaba en gran medida su éxito. Trabajar con las personas desde el equilibrio entre sus expectativas y la realidad para construir escenarios de colocación razonables no es algo fácil ni que se haga en poco tiempo.

Lo que se ha industrializado es la parte de contacto con las personas, que ahora se apoya en herramientas online, que reduce la interacción personal y que de alguna manera trata de hacer rentable el servicio a un precio de mercado que ya no es el que era.

Pero ¿qué es realmente hoy el outplacement? ¿Es un lavado de conciencia? ¿Para quién? ¿A qué está enfocado? ¿A cumplir un requisito legal o a quedar bien? ¿Qué percepción de valor les genera a los nuevos perceptores de este servicio frente a la que generaba un servicio así en el pasado?

Prefiero quedarme con la parte positiva de todo, lo que quiere decir que prefiero pensar que el fin último del outplacement sigue vigente, que aunque haya lavados de conciencia, son los menos y que aún hay personas, expertos, dedicados a este servicio en cuerpo y alma que ven la parte personal, social en este tipo de trabajo, además de su medio de vida. Creo honestamente que para ayudar a una persona a tratar de recolocarse hay que ser valiente, paciente y resistente o resiliente, que está más de moda ahora. Todo ello porque va a ayudar o apoyar a una persona en lo que probablemente sea uno de los momentos más duros, excluyendo cuestiones de salud, en la vida de cualquier adulto.

Finalmente, en esta reflexión que he tenido el privilegio de compartir con ustedes, no quisiera dejar de hacer algunos comentarios para que por ventura o desventura estén siendo (o lo vayan a ser) usuarios de este tipo de servicio. Lo primero que les deseo es que hayan tenido suerte y le hayan puesto enfrente a una persona de las que están comprometidas con este tipo de actividad, pero piensen que, aunque no fuera así, menos es nada y en el peor de los casos su “tutor” en la reincorporación al mercado laboral seguro que sabrá más que usted de búsqueda de empleo.

Cuando comience un proceso así, trate de reflexionar sobre aquello que ya no tiene práctica en hacer. Realmente las cosas más básicas: volver a hacer el currículum (¿Cómo se hacen ahora? ¿Qué formato es el más adecuado para mi que soy director o que soy técnico o que soy de marketing o que soy informático? etc.), volver a pensar en los canales de búsqueda de empleo (¿Dónde están todas aquellas ofertas que se publicaban en las páginas sepias de los periódicos el domingo? ¿Qué es LinkedIn? ¿Cómo funciona un headhunter?) y luego, saque el mayor provecho posible de su compañero de aventura, de su tutor en la recolocación tratando de casar sus propias expectativas con la realidad (situación actual de mercado en su profesión, en su sector, en su país, etc. ). Cuanto más acerque sus expectativas a la realidad, más rápida será su reincorporación y antes se recuperará emocionalmente.
entrevistas  |  reportajes  |  almuerzos  |  tribunas  |  noticias  |  proveedores  |  nombramientos  |  estudios  |  agenda  |  libros  |  el equipo  |  enlaces  |  mapa web

© 2007 CUSTOMMEDIA S.L. edita EQUIPOS Y TALENTO  |  Equipo de redacción  |  Contacto  |  Política de privacidad

Av. Diagonal, 463 bis 5ª planta, Barcelona 08036  Tel. 93 4195152  Fax. 93 4101755