Revista digital
TRIBUNA
septiembre 2017

¿Qué tipo de amistades cultivan los profesionales de éxito?

Carlos Recarte,
Socio Director de Recarte & Fontenla, Executive Search

 
Carlos RecarteLas personas que nos rodean tienen un impacto enorme en nuestras vidas, tanto en el plano personal como en el profesional, y esto se puede interpretar desde una perspectiva positiva, pero también negativa. Es decir, habrá amigos que nos ayudarán a ser mejores, y otros al contrario; la clave radica en saber distinguir unos de otros. Como siempre dice mi socio Andrés Fontenla, los buenos amigos te hacen crecer como persona, lo cual irremediablemente va unido a ser mejor profesional.
La formación de amistades a lo largo de nuestra vida responde a diversos factores, aunque un aspecto fundamental es la educación que hemos recibido, algo que no va necesariamente unido al estatus económico, sino que se corresponde con una serie de valores. Todos conocemos casos de deportistas de alto nivel que han echado a perder su vida, mientras que otros han sido capaces de digerir bien el éxito y desarrollar una carrera sólida y bien enfocada. En el caso de los primeros, a menudo son las propias familias las que “fagocitan” al profesional exitoso. En otros sectores aparentemente más sofisticados o cualificados, como podría ser el mundo de las finanzas, o el de la política, ocurre algo parecido, aunque las formas aparentemente pueden parecer algo más sutiles.

Llegados a este punto, volvamos a la pregunta: ¿Qué tipo de amigos rodean a las personas de éxito? Es evidente que cada persona es un mundo y la influencia de los demás no es fácil de evaluar a priori, pero sin duda existen algunas características psicológicas que podrían definir la personalidad de aquellos que rodean a un profesional altamente competente:

  • Los que saben escuchar. Todos necesitamos amigos que sepan escuchar de verdad, esos de los que decimos que “siempre están ahí”. Suelen ser personas sinceras, que no buscan nada más que nuestra amistad. Su amistad es sumamente valiosa y hay que cuidarlos, ya que nos acompañarán en los momentos buenos y en los no tan buenos, y en la mayoría de los casos nos darán un consejo sincero, no interesado.

  • Los optimistas. La vida nos puede llevar a lo más alto, pero también nos puede revolcar por el barro. Hay personas que por su genética, sus actitudes, sus experiencias, etc., han aprendido a ver la botella siempre medio llena y no medio vacía. Es fundamental rodearse de este tipo de personas, que además de constituir un gran ejemplo, nos ayudan a aprender a disfrutar de los pequeños momentos y, sobre todo, a estar en el presente. No olvidemos que la actitud positiva es un gran aliado en la vida.

  • Los opuestos. Quizá no sea necesario que un amigo sea completamente opuesto a nosotros, pero sí conviene tener a alguien en tu vida con otra perspectiva de las cosas. Esto es de suma utilidad tanto para ellos como para nosotros, ya que nos ayudan a ser más flexibles en nuestra manera de pensar y nos ayudan a desarrollarnos como seres humanos más completos.

  • El líder. Son amigos que saben sacar lo mejor de ti y llevarte al límite en el buen sentido, sacándote de tu zona de confort. Gente que cree en ti. Son directos, sinceros y con personalidad.

  • Los resolutivos. Este tipo de personas te ayudan a tomar decisiones rápidas. Son listos, te conocen bien y son capaces de realizar análisis rápidos de la situación.


No obstante, igual de importante que saber a quién queremos tener cerca es tener claro la clase de personas que nos conviene evitar. Todas las relaciones humanas pueden tener un componente tóxico y la amistad no es una excepción. A veces hay que ser capaces de ver más allá y no dejarse llevar por la inercia de la simpatía, las convenciones sociales o incluso sentimientos como la compasión, y alejarse de forma decidida de algunos tipos de personas que difícilmente van a aportar algo positivo a nuestras vidas o carreras profesionales. Podríamos resumirlas en seis:

  • Los negativos. Son aquellos que ponen pegas a todo, incluso en los días perfectos. Solo saben quejarse y compartir aspectos negativos de sus vidas. En su discurso se presentan como víctimas del sistema y son incapaces de liderar sus vidas. Conviene evitarlas porque terminan por arrastrarte a su terreno.

  • Los mentirosos. Las personas con éxito necesitan rodearse de amigos que les generen confianza, así que los mentirosos no caben en su espectro. Son personas que solo dicen lo que queremos escuchar, mientras que lo adecuado es contar con gente honesta que pueda ofrecer opiniones sinceras.

  • Los poco realistas. La vida no es perfecta y las personas que consiguen triunfar no la ven como una película de Disney. Saben enfrentarse a la realidad y pagar el precio que conlleva el éxito. Por eso no se encontrarán a gusto con aquellos que no tienen los pies en el suelo o tratan de edulcorar la realidad.

  • Los escépticos. Son personas que tienen una actitud de duda o incredulidad en algún tema específico y se cuestionan absolutamente todo, sin creer que exista la verdad. Al hacerlo por sistema, su actitud no es la indagar, sino que se acerca peligrosamente al cinismo.

  • Los dubitativos. Debido a su actitud decidida, las personas exitosas no se encuentran cómodas con gente que tenga miedo a tomar decisiones.

  • Los “amigos”. Estos no siempre son fáciles de descubrir, pero son los más nocivos. Únicamente buscan su propio interés y están a nuestro lado porque sacan partido, o les conviene, o para salir en la foto. Este tipo de amistades desaparece en el momento que dejamos de tener éxito.


  • Las amistades no se improvisan, al igual que el éxito o el fracaso no vienen de un día para otro. Por eso cultivar las que nos enriquecen y no dejarnos llevar por aquellas que solo aportan negatividad o buscan algo es una de las claves de una carrera profesional excelente a largo plazo.
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