Revista digital
TRIBUNA
julio 2011

Pensar, sentir y comunicar en el lugar de trabajo

Mark Dixon,
CEO de Regus

 
Mark DixonPiense en todo el tiempo que perdemos buscando cosas, reaccionando a las distintas situaciones, dejándonos llevar por las prioridades y planificaciones de otras personas. ¿Cuántas veces decimos que no tenemos tiempo para pensar en algo? ¿Y de qué sirve esto? A menudo, de muy poco.
Pensemos pues en el proceso en sí de pensar, en cómo funciona el cerebro y cómo podemos hacer que funcione de forma más rápida y eficaz.

El reto consiste en persuadir a la gente para que retengan y desarrollen la información importante, dejando de lado hábitos inútiles que hayan adquirido en trabajos anteriores, como la dependencia de un estado, jerarquía o proceso determinado. Y puesto que al final esto es un negocio y no una academia, ante todo necesitamos rapidez a la hora de pensar.

En términos generales, nos preocupamos por el potencial cognitivo de los empleados más jóvenes, la capacidad de reflexión del personal más experimentado y el bienestar emocional de todos ellos. Debemos trabajar con esto en mente, respetar a los empleados y tener en cuenta cómo funcionan mejor sus cerebros.

El modelo tradicional del siglo 20 del empleado que se trasladaba a la oficina para sentarse en su mesa ocho horas diarias no sólo no suponía una gran estimulación mental, social o física, sino que tampoco potenciaba el funcionamiento del cerebro. En ese contexto donde predominaban las jerarquías, pensar era un privilegio reservado para unos pocos.

Ahora que el énfasis se pone en la importancia de la innovación, resulta vital que las personas estén continuamente aportando nuevas ideas. Por ello, los espacios de trabajo modernos suelen incluir áreas de esparcimiento para reunirse y hablar, zonas de juegos para la estimulación física y una planificación del trabajo más variada que fomente las consultas frecuentes o los cambios de sitio. También es importante proporcionar zonas tranquilas para pensar. Regus ofrece ahora “salas para pensarâ€, pequeños espacios delimitados físicamente en nuestros business lounges, en los que la gente se puede aislar del movimiento que haya alrededor sin perder totalmente el contacto con los demás. Estas salas están teniendo mucho éxito.

La flexibilidad en el trabajo permite integrar la vida laboral y personal de la manera que más nos conviene, teniendo en cuenta nuestro modo de vida, y trabajar en horarios o situaciones en los que resultamos más productivos
La prioridad de todo jefe debe ser ofrecer una formación laboral que fomente la parte cognitiva del cerebro de los empleados, ya sea en forma de programas de e-learning, boletines internos o intranets, o bien mediante cursos de formación para adultos en escuelas o universidades locales.
Para cultivar la parte reflexiva del cerebro, la clave está en potenciar la comunicación entre empleados, la pertenencia a asociaciones profesionales, la asistencia a conferencias o la participación en grupos de contactos profesionales. También se deben fomentar las redes sociales. Finalmente, una de las formas más eficaces de desarrollar la parte reflexiva del cerebro es mediante la implantación de un sistema de orientación por el que el personal más experimentado pueda transmitir sus conocimientos y tomar contacto con las ideas más innovadoras de las nuevas generaciones.
Pero el entorno laboral es sólo parte del trabajo. Si queremos sacar lo mejor de nuestros empleados, tenemos que entrar en lo personal. Por eso es esencial que un jefe se interese de forma sincera por el bienestar de sus empleados. Si quiere que la gente piense, debe dejar claro que lo valora y que realmente le interesa lo que piensan. Esto implica hablar libremente y animar a los empleados a que también lo hagan.

La productividad depende de la actividad cerebral y, por lo tanto, la principal tarea de un jefe debe ser conocer a su personal para crear las condiciones idóneas que les ayuden a desarrollar su mente de forma más eficaz. Siempre decimos que el mayor activo de una empresa es el personal pero, ¿cuidamos bien de ese activo? Debemos pensar más en ellos, darles la oportunidad de que piensen por sí mismos y por la empresa.
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