Revista digital
TRIBUNA
noviembre 2017

¿Aún no has incorporado el Design Thinking en tu estrategia de RRHH?

Cecilia Ponce,
Talent Human Recruiter de Talent Search People

 
Cecilia PonceExisten muchas estrategias para gestionar los recursos humanos de una empresa, pero la mejor sin duda es aquella que sitúe a tu equipo en el centro. Éste podría decirse que es concepto fundamental del Design Thinking aplicado a los Recursos Humanos.
Para entender la vital necesidad de incorporar el Design Thinking (DT) en una estrategia de RRHH primero tenemos que saber qué es y en qué consiste el Design Thinking. Según Tim Brown, actual CEO de IDEO (empresa pionera en el uso de dicha metodología), el Design Thinking es “una disciplina que usa la sensibilidad y métodos de los diseñadores para hacer coincidir las necesidades de las personas con lo que es tecnológicamente factible y con lo que una estrategia viable de negocios puede convertir en valor para el cliente y en una oportunidad para el mercado”. Traducido sería: una metodología que usa las herramientas que cada empresa tiene a su alcance, alineándolas con su estrategia para añadir valor al producto o servicio percibido por el cliente.

Hasta aquí tenemos explicado que es el DT desde el punto de vista de su creación aplicado fundamentalmente al ámbito de I+D y Marketing. Al ser un generador de innovación se puede aplicar en cualquier campo, ¡incluso en los recursos humanos! ¿A qué nos referimos cuando hablamos de Design Thinking en el ámbito de los RRHH? Muy sencillo, sustituimos el cliente final por el cliente interno, considerado éste último todos los empleados de una empresa. Consiste en cuestionarse cómo es la experiencia de un trabajador de inicio a fin, focalizando sus esfuerzos en analizar y desarrollar estrategias que ayuden a mejorar dicha experiencia. Se trata de disminuir o minimizar los impactos negativos como el estrés y aumentar o maximizar los positivos como la productividad. Esta tendencia de aplicar el DT en el capital humano se basa en entender los RRHH como parte del marketing de una empresa para retener y potenciar los trabajadores.

Las características principales de este “Human Design Thinking” son crear innovación basada en las necesidades de los trabajadores, humanizar el concepto “empleados”, diseñar programas de RR.HH. que velen por un buen clima laboral y una cultura corporativa ejemplar y crear nuevos vínculos de relación entre empleados y directivos.

El DT es una herramienta, y como tal tiene sus instrucciones de uso. Es un proceso que se compone de 5 etapas, las cuales se puede ir hacia adelanto o hacia atrás en cualquier momento del proceso.

La primera etapa es “empatizar”. El proceso se inicia al empezar a comprender de forma muy profunda las necesidades de los empleados implicados en la solución que se desarrolla así como también su entorno. En otras palabras, ponernos en la piel de los trabajadores para generar soluciones coherentes a su realidad.

Segunda etapa, “definir”. Se trata de cribar la información obtenida anteriormente y guardar única y exclusivamente aquella información que nos de valor y nuevas perspectivas. Se trata de identificar los posibles problemas y sus posibles soluciones, ¡con lo que ya se está innovando!

“Ideación” es la tercera etapa. Esta etapa no tiene final. Se trata de generar tantas ideas como sea posible. Para que esto sea así, es necesario apartar cualquier juicio de valor y dar validez a cualquier idea, por excéntrica que pueda parecer.

La cuarta fase es “prototipa”. ¡Consiste en hacer las ideas realidad! Al construir prototipos nos permite darnos cuenta de las posibles soluciones u otras variantes que pueden ayudar a dar mejor solución al resultado final. Es así como vamos añadiendo valor y acercándonos cada vez más a la solución óptima para el empleado.

Y por último, la quinta etapa llamada “testea”. A lo largo de esta fase se pondrán en marcha los prototipos diseñados anteriormente con los usuarios involucrados. Es una etapa muy importante ya que va a ser donde nos demos cuenta si hay errores, o si se pueden hacer mejoras significativas. Es decir, durante esta fase evolucionaremos nuestra idea ¡hasta convertirla en la solución exacta que estábamos buscando!

Con el DT se consigue una solución que cumple siempre con los objetivos iniciales del proceso pero además, muy a menudo, dicha solución termina superando todo tipo de expectativas ¡y se consigue una solución óptima! ¿Y qué mejor que poder aplicarlo a los RR.HH. y tener un grupo de personas trabajando para un mismo fin en las mejores condiciones?

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