¿Implicará la “futura normalidad” un cambio de paradigma en el trabajo?
Luis del Barrio,
Director de Negocio de The Mail Company
Durante esta situación de excepcionalidad derivada de la pandemia por el coronavirus, hemos aprendido a trabajar desde casa. El correo electrónico, las plataformas colaborativas, los chats, las videoconferencias, los gestores de tareas nos han facilitado y facilitan todavía, la interrelación profesional con compañeros, clientes y proveedores. Se calcula que, en el pico de la pandemia, han teletrabajado en el mundo más de 100 millones de personas.
El lugar de trabajo se está reinventando y tal vez cuando llegue el día definitivo de volver a la oficina muchos empleados no lo harán, lo harán de forma provisional o de una manera diferente, porque ha quedado demostrado que se puede trabajar bien desde casa, si se cuenta la disciplina personal, una correcta planificación y la tecnología necesaria.
Evidentemente esto implica riesgos. Estar conectados tanto tiempo, no solo implicará un cambio de la típica jornada laboral, ello podría implicar trabajar muchas más horas si no se tienen claros los límites, lo que puede hace afectar a medio plazo a los empleados (ya se esta hablando de legislar el teletrabajo o de quien asumirá ciertos costes como la conexión a internet).
Y si la forma de trabajar ha cambiado también lo están haciendo las empresas, el mercado laboral y la economía en general. De esta crisis podemos sacar varias conclusiones:
Se ha revalorizado el trabajo de los que están en la primera línea
Personal sanitario, el sector primario, el sector de la limpieza, cuidadores, transportistas, empleados de supermercado, etc., cuyos sectores se han revalorizado y han revertido la tendencia de medir más el coste que suponen, que el valor añadido de su actividad.
Trabajar por proyectos, de forma temporal o a tiempo parcial
Muchos profesionales, especialmente autónomos han reconvertido su actividad pasando a ser repartidores y transportistas. La amplia demanda de los productos de las plataformas y marketplaces está absorbiendo mucha mano de obra parcial y de manera temporal.
Esto unido a los trabajos por proyectos, puede suponer en entorno laboral menos estable y en algunos casos mal retribuido, que si se mantiene nos colorará en un entorno laboral desconocido donde algunos sectores han encontrado una respuesta flexible que puede complementarles los picos de demanda de ahora en adelante.
La transformación digital se ha acelerado
Muchas empresas se han digitalizado a marchas forzadas con la pandemia y el confinamiento generado por el Covid-19. Otras han acabado de ejecutar todos sus planes de digitalización donde han tenido un papel destacado el cloud computing y todos aquellos gestores de comunicaciones corporativas que han permitido hacer casi lo mismo desde casa que desde las oficinas, y queda demostrado que la transformación digital no la hacen las máquinas sino las personas.
Menos cuadros medios
La tendencia será hacía estructuras más “aplanadas”, revalorizando los trabajos de primera línea romperán las tendencias de cargar las estructuras con muchos cargos medios. Muchas empresas han empezado a amortizar a gerentes, consultores y analistas intermedios, así como asistentes administrativos, porque todas sus funciones se van a poder cubrir con técnicas de Business Intelligence e Inteligencia Artificial.
Va a haber dos movimientos en las estructuras de las empresas. Por arriba, los directivos van a involucrarse más (si no lo estaban ya) y van a potenciar sus funciones de liderazgo y coaching, y por abajo van a ser los propios empleados los que asuman roles de mayor valor añadido y solventen las necesidades de unas empresas que ellos conocen mejor que nadie.
Hacia una relocalización industrial.
Los países volverán a ser autosuficientes, en la medida de lo que cabe. Lección aprendida en lo que a la fabricación de determinado material sanitario de escaso valor añadido que era mejor hacer offshore.
La respuesta en el coste está en la digitalización. Si el proceso se digitaliza el coste de recursos humanos será mínimo. Del mismo modo algunos productos pasarán a ser bienes de interés nacional. La respuesta es el Re-Shoring.
Se acabaron los viajes de empresa
La pandemia ha demostrado que no hace falta viajar para un pitch o un kick off de compañía. Las videoconferencias nos facilitan estos encuentros.
Las reuniones presenciales se realizarán con menos frecuencia, en grupos más reducidos y en ámbitos regionales menos amplios. Además no tener que volar para verse en persona no solo es un ahorro para las empresas, sino que facilita la conciliación familiar de los ejecutivos y les libera del estrés.
Enfoque en los resultados y no tanto en el horario de los empleados
Trabajar por proyectos no es algo nuevo, en los últimos años ha sido una forma de asignar tarea a profesionales, muchos de ellos externos. Pero a partir de ahora esto se va a generalizar.
Los verdaderos líderes empresariales que surjan de esta pandemia empoderarán a sus empleados, les asignarán participar en un proyecto o tarea común y se limitarán a medir los resultados de su trabajo. El horario ya no será tan importante. Además, se van a cambiar las métricas de los resultados, teniendo todavía más en cuenta al mercado y a los clientes, agilizando la innovación y fomentando nuevas formas de trabajar en las que, no solo cambiara cómo trabajamos sino la naturaleza del trabajo en sí.
Las empresas que descubran hoy, como utilizar esta adversidad para reinventar su modelo de trabajo, serán las que prosperen a largo plazo.