Revista digital
TRIBUNA
julio 2017

¿Están innovando las Escuelas de Negocio?

Jaime Batlle,
profesor de Universidad Loyola Andalucía

 
Jaime BatlleHace unos meses una persona con responsabilidad en una universidad de prestigio, me espetó en el transcurso de una conversación: "tú no crees en los programas Open que hacemos" La respuesta es que no, aunque sería necesario hacer algunas matizaciones.
El paradigma en el que ya estamos, aunque solo hayamos entrado por la puerta, no va de títulos ni de prestigio aportados por algunas escuelas de negocio y universidades pagados a precio de oro; va de apertura, globalización, colaboración en el ámbito de los negocios, digitalizar y transformar la realidad, más que adaptarse a ella para hacerla más ética, mejor y sostenible.

No comparto sin embargo, los posicionamientos de precio que aplican las escuelas de negocio de prestigio a sus programas MBA y Open.

En el caso de los programas Open que a veces tienen acreditación de Master, estos están diseñados para actualizar y poner al día en conocimientos y habilidades a los directivos pero últimamente lo que se aprecia es una desviación de su misión en origen, al estar incluyendo a cualquier persona titulada con independencia del nivel de su responsabilidad directiva y en algunos casos, a personas que quieren ser directivos pero que aún no lo son.
Además estos programas están orientados a profesionales que proceden de diversas empresas; de ahí su denominación "Open".
El precio normalmente ronda los 1.000 euros/ alumno/ por cada jornada de formación.
Es en este tipo de programas y su posicionamiento de precio en los que no creo.
En primer lugar porque el perfil de los alumnos directivos a menudo no se corresponde con programas de este tipo. En muchas ocasiones vemos alumnos en los mismos que ni ocupan puestos de alta responsabilidad ni sus empresas pasan de ser negocios; algunos incluso, asisten a esos programas sin ocupar aún, puestos de responsabilidad. Los criterios de selección no van más allá de poseer una licenciatura y disponer de los 30.000 euros de matrícula para 27 días de formación, que deben suponer un aliciente económico irresistible para la escuela de negocios, dado que los costes de producción de este tipo de programas son muy reducidos en relación al precio que pagan los alumnos por matricularse.
A mi juicio pienso que cometen un error estratégico las instituciones denominadas "de prestigio", que los imparten.

La segunda razón es de índole metodológico. En un programa Open es extremadamente difícil generar cambios directivos de calado porque se desconoce, por parte de los docentes, las empresas, la organización y culturas de la que proceden los alumnos y al ser así, el fundamento de transmisión se realiza a través del conocimiento y la aportación de herramientas en un escenario que al fin y al cabo no pasa de ser formativo, al que se añaden herramientas de desarrollo de la personalidad directiva como el coaching, tan de moda.

Aun así, las personas que realizan estos programas participan a partir de una decisión consciente y voluntaria, pero una cosa es esto y otra confundir con los mensajes, generalmente publicitarios y las acciones acertadas de marketing por parte de estas escuelas de negocio para que la gente se auto-engañe o se confunda.

De una forma similar, los programas Master, que están diseñados para jóvenes directivos titulados, cuando han adquirido cierta experiencia como Managers, desde una perspectiva metodológica, al igual que ocurre en los programas Open, se limitan a la formación a la que han incorporado herramientas para el desarrollo de la personalidad directiva.
En ambos tipos de programas, MBA y Open los precios son, a mi modo de ver, excesivamente altos en relación a lo que aportan y también respecto a otras alternativas a las que el directivo puede acceder hoy en día, en que el conocimiento de calidad está por todas partes a un coste muy bajo y a menudo, gratuito.

Un tema distinto en los que si estoy alineado, son los programas
Custom para el cambio directivo enfocados a la alta dirección de empresas de verdad, no negocios y con elevada facturación.
En este tipo de programas se alinean una combinación de formación, Consultoría y desarrollo de la personalidad directiva a través de herramientas de apoyo como el coaching y/o el mentoring, todo ello impartido y desarrollado por profesionales que necesariamente han de ser docentes y consultores de un nivel superlativo, capaces de generar cambios en las cúpulas directivas de esas organizaciones objeto de tales programas, que sin duda son válidos y eficaces.

En este escenario comparto el posicionamiento de precio en relación al prestigio de la escuela de negocios, porque es esta la que dispone, aunque sea como intermediaria, de los profesionales de elite, capaces de aportar un servicio que no se limita a la formación y que va mucho más allá, dada la función consultora que aplican y que convenientemente procesada e integrada , generará junto al resto de herramientas, los cambios directivos necesarios para el éxito de las compañías que puedan pagar este tipo de servicios.
Bien entendidos, estos programas deben estar orientados a la empresa, aunque enfocados a los directivos que participan en los mismos.

Igualmente entiendo y comparto posicionamientos de precio elevados para transformar algunas funciones realizadas en la empresa, siempre y cuando lo que aporte la escuela de negocios sean conceptos y herramientas de vanguardia que ayuden a la empresa a transformar positivamente su realidad, en el escenario de dichas funciones. En este sentido los programas deben estar más orientados al directivo, que al fin y a la postre será el ejecutor de los cambios en la función.

Las escuelas de negocio y Universidades, especialmente las de prestigio, deberían jugar un rol avanzado en el paradigma actual y saber que las misiones de sus programas que pongan en riesgo o duda la ética, afectará a aquello que hacen y desarrollan con notable éxito en el marco de su posicionamiento y estrategia.

Desde una observación imparcial , parece que la crisis que estas instituciones también padecen, tratan de superarla con programas abiertos y MBA a cualquiera que los pueda pagar y los abordan metodológicamente desde la formación. Esto es a mi juicio un error estratégico porque el paradigma actual hiperconectado nos demuestra día a día que la formación se ha globalizado y es accesible para todos, dado el entorno de conocimiento en que vivimos.

Sería en mi opinión más conveniente que las escuelas de negocio y los departamentos Executive de las universidades llamadas "de prestigio" continuasen haciendo los programas en los que realmente son diferenciales y aportan valor pero fuesen pioneros en las posibilidades que ofrece la tecnología a través de la digitalización, para abordar desde esa perspectiva sus programas Open y MBA.
Pero claro, ello implica dejar de exprimir el posicionamiento de precio en el que están instaladas en esos programas.
En tanto en cuanto no lo hacen, su prestigio queda en posición discutible porque a la hora de la verdad, parecen evidenciar que no se moverán hasta que no haya más remedio, en defensa de sus intereses económicos; todo lo contrario de lo que predican en sus aulas cuando hablan de innovación, ética, visón, globalización...

Hoy es posible asistir a una clase generada en cualquier parte del mundo, desde un aula o un ordenador, incorporando un servicio de traducción on-line simultánea y económica.
Estamos esperando como se reinventan las escuelas de negocio y los departamentos de formación Executive de las universidades de prestigio; al fin y al cabo, son los abanderados teóricos de la innovación, ?no?.
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