Revista digital
TRIBUNA
noviembre 2022

El gran abandono o el nuevo poder del post covid

Marion Suffert,
Socia fundadora de Vasis Conseil

 
Marion SuffertTras la vuelta al cole, con la ayuda de Dominique Clavier, experto en el estudio de la “relación del hombre con su trabajo” hemos querido repasar los efectos de la pandemia, del teletrabajo, del miedo a la crisis, a la inflación, al cambio climático.
Sobre todo, antes de temer el futuro, mirar que tenemos ahora.

Dominique Clavier acaba de publicar Diccocarriere, su segundo monumento, para los profesionales de la gestión del talento.

1. ¿Cómo resumes los porques del gran abandono, renuncia, descuelgue?
El covid ha forzado el cuestionamiento recóndito del sentido de la vida.

  • Las amenazas:
    Estamos descubriendo amenazas en las cuales no pensábamos: epidemia, guerra, restricciones. Las amenazas, como cualquier cambio, despiertan el porqué. Porque dar tanto, porque correr tanto, porque esto y no lo otro…

  • El teletrabajo:
    Las respuestas técnicas del trabajo a distancia ofrecen nuevas posibilidades. Saber si es mejor o peor sigue siendo un debate sin respuesta: lo cierto es que abre nuevas posibilidades.

  • El mercado de trabajo / talento:
    El talento se hace desear. (artículo VASIS CONSEIL junio 2022). El desempleo bajó de manera inesperada en Francia, en España, y en muchos otros países. Sea por los apaños legislativos de los fijos discontinuos, o por el proceso de estabilizaciones del empleo público, en España el mercado ha disparado nuevas oportunidades.

  • El agotamiento:
    Nos hemos visto obligados a trabajar dos o tres veces más que antes. Y no parece temporal, nunca se acaba. Para algunos, no es un problema. Para otros sí. El agotamiento es mucho más frecuente. La complejidad del entorno obliga a acumular conocimientos y esto no nos conviene a todos.

  • Buscar la felicidad:
    Soñamos con una nueva vida en el trabajo. Volver al campo, disfrutar de sus hijos, de su perro y de su casa… El sueño inmobiliario, con árboles y ondas 5 G, y también vista al horizonte. Todos tendemos a ser felices, y resulta que ahora, hay trabajo, se puede vivir en el campo, se puede estar con los hijos… Aunque acabemos un poco más pobres, estamos dispuestos a vivir mejor en lugar de ser más ricos y/o más poderosos.


2. Entonces, ¿Estamos en el buen camino?
  • El camino de antes:
    Hasta ahora, hemos tomado decisiones profesionales basándonos en “donde existen posibilidades …”, donde tener éxito, donde potenciar mi marca, mi imagen, mi territorio. Hemos elegido los estudios, las promociones y los asensos, hemos buscado nuevos “challenge”, retos... Hemos decidido muchas veces basándonos en respuestas prefabricadas. Quizás también por la pereza de pensar de manera diferente.

  • El inicio de ahora:
    La realidad post covid está cambiando nuestra mirada al trabajo. Vivimos una revolución lenta y acelerada. Resulta que cada uno de nosotros necesita cosas diferentes para ser felices. Algunos necesitan “estar con otros”, otros no, salir de su casa, tener presión, o no, tener equipos, procesos, o no.

  • La pereza de pensar diferente:
    Existe el riesgo de dejarse llevar por respuestas y caminos poco rigurosos. No todo se soluciona con desarrollo personal y/ o reencuentro consigo mismo, aunque por supuesto todo sirve. Nos vemos obligados, seamos personas, entidades, empresas o orientadores, a pensar diferente.


3. ¿Qué recomiendas?

Recomiendo mirar la realidad. Analizar nuestra realidad. La de ahora. De este momento. Para poder aceptar el cambio. Por ejemplo, hoy podemos observar tres realidades que fueron los ingredientes de la nueva realidad: El tiempo, el teletrabajo, la legitimidad.


  • El tiempo:

    Estar encerrado una o dos semanas, tres meses, o un año, marca una diferencia. La duración del confinamiento ha sido un elemento clave de la gran transformación. La duración supone que se instala un nuevo sistema. Lo sabemos por nuestra experiencia del desempleo. Además, el confinamiento nos devolvía regularmente a la casilla de partida. Al final, con este tiempo, con estas idas y vueltas, hemos conseguido encontrar cada uno respuestas a nuestras necesidades. Bien o mal, nos hemos instalado en un otro modelo de funcionamiento.

  • La legitimidad:
    En la situación de desempleo, la duración del NO trabajo crea un cambio de sistema. Este cambio de sistema hace más difícil volver a estar disponible para trabajar. La duración del confinamiento ha tenido un efecto comparable.

    Sin embargo, la duración del confinamiento tiene un elemento que no existe en el desempleo: estar en el paro es estar apartado del sistema económico. “Me veo obligado a volver al sistema económico”. Aquí, es mi trabajo, es el legislador, es el sistema, que me ofrece esta nueva experiencia. Me otorga la legitimidad, y por lo tanto un nuevo poder.



  • El teletrabajo:
    El aspecto técnico del trabajo a distancia supone una nueva experiencia legitima. Es MI trabajo que me ofrece esta experiencia. No tengo que volver al sistema anterior. Este es el sistema, tengo derecho a ello. Por lo tanto, tengo derecho a vivir mejor. Se me reconoce un nuevo poder.



  • Nuestra conclusión es que esto tiene algo…

    Algunos elementos consecutivos al covid encendieron des “petit motín: Ya no manda el contratante, manda el contratado. Un cambio de rol que obliga a los entrevistadores a devolver las llamadas a sus candidatos, a los rrhh a darse prisa, e incluso a los candidatos a pensar sobre lo que “les conviene”. Tiene algo simpático eso.

    El covid ha levantado cuestionamientos sobre la importancia de la imagen, el estatus, la gloria, la influencia… quizás este cambio sea solo temporal, pero en este momento es una realidad. Tiene algo interesante eso.

    Temíamos un cataclismo; septiembre, guerra, frio, abandono, precios, ere, electricidad, impuestos, paro, enfrentamientos, penuria, despidos. Todo parecía llevarnos a la catástrofe. Y claro, siempre puede llegar la séptima plaga de Egipto. De momento, los head hunter siguen desbordados, las organizaciones no dan abasto, las agendas están repletas. Los equipos de RRHH piensan que sus clientes no se enteran y los comités de dirección cambien de nombre. Todo sigue igual. Tiene algo que tranquiliza esto.

    Pero después de todo, el sistema ha cambiado. Y nada será como ayer.

    Para poder imaginar un futuro diferente, necesitamos ser rigurosos en el análisis de la realidad y en la evaluación de nuestros recursos. Esto es. Aceptar el cambio. Vamos, la misma receta de siempre. Tiene algo progresivo eso.
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