Revista digital
TRIBUNA
marzo 2017

La transformación digital y el desván de los trastos viejos. El directivo del siglo XXI.

François Pérez Ayrault,
Socio Director de Zinkintalent

 
François Pérez AyraultSi de catorce ranas que están sobre el tronco de un árbol tres decidieran saltar al agua ¿cuántas ranas quedarían en el tronco?
Robert Kegan, psicólogo de Harvard, proponía este sencillo problema matemático en una charla. Asumía que la mayoría consideraría que once sería la respuesta correcta, pero Robert Kegan pensaba que quizás catorce fuera la respuesta más acertada, pues hay una gran diferencia entre decidirse a hacer algo y en realidad hacerlo (risas).

Los directivos, muy especialmente CEOS y primeros espadas, se enfrentan a un reto de los que realmente incomodan. Acometer los procesos de transformación digital en un entorno VUCA, acrónimo, en su acepción inglesa, de Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo. Acrónimo que explica la situación del mundo tras el fin de la guerra fría, y que se ha trasladado al mundo empresarial con fuerza, muy especialmente tras la crisis vivida y no concluida que va a cumplir su primer decenio.

El reto es muy personal, y sin entrar en muchos detalles, adaptativo, pero ¿quién puede adaptarse a un entorno VUCA? ¿Cómo se adapta uno a la volatilidad, a la incertidumbre, a la complejidad y a la ambigüedad?
Esto ha hecho que los desafíos sometan a los líderes a una gran tensión. Los nuevos paradigmas organizacionales, muy obsoletos en algunos casos, exigen una clara desjerarquización en favor de una mayor transversalidad. Como afirma Gary Hamel “…Las ridiculeces de una tira cómica de Dilbert o un episodio de The Office nos resultan tan familiares y a la vez incómodos”. La sátira que desprenden apunta directamente a esa obsolescencia. Y aceptar eso exige operar en un nivel de conciencia superior. Aceptar una nueva visión del mundo y aceptar que las empresas y organizaciones tendrán que dar un paso al frente para admitir esta obsolescencia directiva y asumir que la transformación digital es la oportunidad que surge en las revoluciones para reinventar el mundo a través de la reinvención de los negocios, de los procesos, de la visión.
Esta situación, que parece llenarnos de razones para aferrarnos al pasado, es precisamente una respuesta que nos impulsa hacia adelante. Es la presión evolutiva. La historia de nuestros ancestros está llena de datos e información que confirman que la cooperación ha sido siempre, y es la clave para la supervivencia y la reproducción. Al respecto recomiendo vivamente la lectura de “Sapiens”, de Yuval Noah Harari, quien propone una revisión sagaz, muy entretenida, por cierto, de la evolución de nuestra especie.

El verdadero desafío es vencer la inmunidad al cambio y hacer que los directivos de hoy abracen la disrupción digital y la contemplen como la nueva ventana de oportunidades que se abre ante ellos para transformar el mundo, el modo de hacer negocios, el modo de dirigir personas y equipos y el modo de dotar de un nuevo sentido al trabajo, a la innovación y al liderazgo.

Es la sempiterna vuelta a la cooperación, a lo que funcionó. Y para ello, el liderazgo debe separarse del ego, del apego y, si me permiten el atrevimiento, de la ignorancia.

Eso, o le van a mandar al desván de los trastos viejos.
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