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10 hábitos tóxicos que dinamitan la productividad

El perfeccionismo laboral crea hábitos tóxicos en los empleados

 
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09/06/2016 El perfeccionismo siempre se ha visto como una virtud en los líderes y empleados, sin embargo, un artículo publicado en INC revela que este tipo de personalidad perfeccionista generan hábitos tóxicos que menoscaban la productividad personal y empresaria.

Según un artículo publicado en INC, mantener una actitud perfeccionista en el trabajo ahoga la productividad. Reconocer y cambiar los pensamientos autodestructivos a través de un auto-diagnóstico puede evitar adquirir, después, hábitos tóxicos que hunden a la productividad del líder, del empleado y de la empresa. Por ello, INC ha elaborado una lista con los diez comportamientos tóxicos más comunes que se llevan a cabo en el desarrollo del trabajo.

  • Fijar objetivos o estándares muy altos, llegando a ser irrealistas y, por tanto, inalcanzables. INC apunta que “si no puede ser el mejor, a veces hay que darse por vencido”. La solución para corregirlo pasa por establecer metas realistas, con varios objetivos a largo plazo (de uno a cinco años), objetivos anuales, trimestrales, mensuales e incluso semanales.

  • Considerar a los errores como fracasos. Esto se aplica a sentimientos relacionados con la decepción, cuando alguien hace algo mejor que usted, pero también, a la ocultación de los propios errores de cara a los demás por vergüenza. Para poder mejorar este aspecto, hay que ver a los errores como una fase de aprendizaje que permite la evolución personal.

  • Sentimientos de incomodidad e insatisfacción constante, ya que nunca se llega a alcanzar el estadio máximo de perfección fijado. Escuchar, entender y aceptar las propias emociones es el primer paso en la solución de este auto-sabotaje. INC aconseja que si percibe sentimiento ligados a la ansiedad, el miedo o estrés, hay que preguntarse si el listón está demasiado alto.

  • Evitar riesgos, especialmente porque estos no le garantizan que vaya a poder hacer la tarea o resolver un problema perfectamente, por lo que terminan decantándose por tareas y métodos de trabajo más seguros, aunque eso signifique ralentizar los procesos.

  • Obsesión por los resultados, lo que evita poder disfrutar del proceso de aprendizaje, probar cosas nuevas  o tener en cuenta las ideas de otras personas.

  • Potenciación de pensamientos cuadriculados. Las personas perfeccionistas tienden al “blanco o al negro” o “al todo o nada”, sin escalas. Evitar estos pensamientos ayuda a evitar la creación de expectativas irreales.

  • Escaso manejo de la crítica y de la retroalimentación como consecuencia de tener un desapego hacia las opiniones de los demás. No permiten opiniones ajenas y no exponen los defectos por miedo al rechazo.

  • Aplicar normas irreales al resto del equipo. Cuando los demás no cumplen con sus altas expectativas tienden a caer en la crítica destructiva y, como resultado, se enturbian las relaciones. Para mejorar este aspecto hay que establecer normas flexibles y alcanzables para todos.

  • Asumir toda la carga de trabajo. Dada su excesiva preocupación por los resultados, les resulta difícil confiar en otros y delegar tareas en ellos.

  • Posponer los trabajos es la consecuencia directa de no delegar. Al tener que abarcar la globalidad del trabajo los tiempos se alargan más allá de las horas de oficina, impidiendo alcanzar los plazos establecidos.

Como líder, es muy importante entender que el perfeccionismo le va a privar de una vida productiva y de la expansión de su creatividad.

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