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07/05/2012 Javier Robles, presidente de la multinacional de productos lácteos Danone y miembro del comité ejecutivo de la Agrupación de Miembros del IESE, fue el encargado de impartir la lección magistral de la ceremonia de graduación de la cuarta promoción del Executive MBA de IESE Business School. El acto se celebró la semana pasada en Barcelona, y en él Robles puso de manifiesto la importancia de la formación como camino hacia "el conocimiento y la verdad".

Según ha informado la institución educativa, Robles detalló a los recién postgraduados del Executive MBA el estilo de dirección que necesitan las empresas en la actualidad: que dirija por convicción y no por imposición, que haga participar a las personas, que consiga que aporten, que tengan voz y sean escuchadas, que se sientan actores y protagonistas y se les trate como tales.

A continuación, Robles enumeró algunos de los rasgos que deben caracterizar a los directivos: “preparados, exigentes, coherentes, que sepan adaptarse al cambio, aprovechar las oportunidades y conseguir resultados". Asimismo, ofreció consejos para ser "creíbles, admirados y queridos". También se preguntó qué exige la sociedad a las empresas de hoy, destacando por encima de todo el concepto de responsabilidad social corporativa, ya que cree que "una empresa solo puede alcanzar éxito duradero si genera riqueza social".

El directivo puso el énfasis en la reputación, la cual considera el "alma" de la empresa. Así, recomendó "trabajar a fondo para gestionar y mejorar la reputación de la empresa a sabiendas de que será el baremo por el que nos van a evaluar las nuevas generaciones. En el futuro, “la economía será la economía de la reputación", asegura Robles.

La ceremonia estuvo clausurada por el director general del IESE, Jordi Canals, quien definió esta promoción del EMBA como "un reflejo del mundo empresarial del siglo XXI: personas procedentes de distintos países y perfiles diversos, que trabajan codo con codo y piensan en cómo ejercer un impacto positivo sobre otras personas y sobre la sociedad".

Por otra parte, se centró en el valor de la humildad como factor determinante del buen líder. En este sentido, señaló que "muchos de los altos directivos de la banca de inversión conocían las técnicas principales. Su fracaso no se debió a una carencia de conocimientos para evaluar los riesgos, sino al exceso de confianza en sus puntos de vista, que les impedían abrir sus mentes a otras opiniones".

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