01/07/2020 · Cada miembro de la alta dirección contribuye a la agilidad de la empresa con sus propias cualidades, prioridades e incluso dificultades. Y todos ellos deben colaborar para reaccionar ante los cambios de modo más rápido y eficaz. Cerca de 1.000 líderes empresariales de diversos sectores participaron en una encuesta global realizada por Workday para analizar sus experiencias en materia de agilidad organizacional.
El análisis presentado en este informe se basa en los resultados de una encuesta online, realizada en mayo y junio de 2019, en la que participaron 998 directivos sénior. La encuesta, solicitada por Workday y realizada por Longitude, una empresa del grupo Financial Times.
Los encuestados trabajaban en nueve países (Alemania, Australia, Canadá, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) y en empresas de diversos sectores, siendo los más representados los de tecnología (16 %), servicios financieros (15 %), servicios profesionales (15 %) y retail (13 %).
De acuerdo al informe de Workday, más de la mitad de las empresas encuestadas cree que, en un plazo de tres años, al menos el 50 % de sus ingresos procederá de flujos digitales. Pero ese proceso avanza lentamente. Hasta la fecha, menos de un tercio de los encuestados, el 25%, declara haber hecho progresos considerables en la obtención de ingresos derivados de productos y servicios digitales.
La mayoría restante de las empresas con altas expectativas de crecimiento digital no podrá cumplirlas a menos que haga algo para desarrollar esa agilidad. Sea cual sea su sector, en este sentido, una empresa debe actuar como si siempre hubiese sido digital . Afortunadamente, una vez lograda la agilidad organizacional, sus cualidades impulsarán todo tipo de innovaciones futuras.
Pero antes de nada: ¿qué entendemos por agilidad organizacional? En pocas palabras, se trata de una serie de capacidades cruciales para reaccionar con rapidez y eficacia cuando surgen oportunidades a través de las nuevas tecnologías digitales y la evolución de los comportamientos de los clientes. Esas capacidades, respaldadas por una cultura comprometida con la innovación continua, en la que la transformación es algo constante y no una tarea que se da por "terminada", son parte esencial del concepto de agilidad organizacional.
La consultora McKinsey define la agilidad como "la habilidad de una empresa para renovarse, adaptarse, cambiar rápidamente y triunfar en un entorno turbulento y ambiguo que cambia con rapidez". Tales características son propias de muchas empresas emergentes, ciertamente de muchas de las que tienen éxito. Según la consultora, aunque las empresas consolidadas tienen dificultades en ese sentido, adquirir esa agilidad no es algo que esté fuera de su alcance.
Los expertos de Workday consideran que, actualmente, son relativamente pocos — un 15 % de los encuestados, a los que nos referimos como "líderes" — los que han logrado una agilidad organizacional plena. Con esa habilidad para innovar continuamente y a escala, están aprovechando con mayor rapidez los flujos de ingresos digitales y confían en generar la mayor parte de sus ingresos de la innovación digital en un plazo de tres años.
Los líderes tienen 10 veces más probabilidades que los "rezagados" -que representan un 55 % de los encuestados- de reaccionar ante los cambios del mercado con agilidad y rapidez. Por eso los líderes tienen el doble de posibilidades de derivar una parte considerable de sus ingresos de las nuevas propuestas digitales.
En resumidas cuentas, las empresas realmente ágiles presentan una serie de atributos que son distintos a los de otras menos ágiles. Y, en este sentido, el estudio de Workday demuestra que hay cinco mejores prácticas que las diferencian:
Los líderes ágiles planifican de manera continua y en tiempo real, lo que les aporta la velocidad, la agilidad y el dinamismo que necesitan para innovar con éxito. De esta manera, los planes se mantienen activos y se actualizan para reflejar los cambios en curso.
Las empresas líderes crean estructuras y procesos organizacionales fluidos. Casi la mitad de ellas afirma ser capaz de reasignar rápidamente a su personal según la demanda de habilidades en un momento dado.
A diferencia de los rezagados, los líderes suelen tener planes para capacitar a la mayoría de los empleados y colaboradores e impulsar iniciativas concretas con las que aumentar la implicación de los empleados.
En el 80% de las empresas líderes, los empleados tienen acceso a datos oportunos y relevantes, y están empoderados para tomar las decisiones adecuadas.Mediciones y asesoramiento.
Los líderes han avanzado notablemente en el desarrollo de herramientas y métricas para calcular el rendimiento de las innovaciones de tipo digital. Esa experiencia hace que un 94% de los encuestados afirme ser capaz de cambiar rápidamente el rumbo para abandonar proyectos infructuosos, una filosofía o mentalidad conocida como "fracaso rápido" o fail-fast.