Santiago Jiménez,
Emprendedor y graduado en Arquitectura por la
Universidad de Alcalá
08/01/2018 · Santiago Jiménez es un talento que ya apuntaba maneras durante su etapa como estudiante en la Universidad de Alcalá y su posterior MBA por la Universidad Carlos III Madrid. Su pasión por la arquitectura y su espíritu emprendedor se tradujo en un proyecto de startup por el que, una vez hecho realidad, ya se han interesado varias empresas. Fruto de este trabajo, que le llevó incluso a acabar la carrera un año antes de lo previsto, se observan en él grandes dotes creativas, así como una clara pasión por la tecnología y la sostenibilidad. Conozcamos mejor a este joven talento a través de esta entrevista sobre su futuro laboral.
Mi zona de confort está fuera de ella. Me encantan los retos, la creatividad y generar valor en las intersecciones. Además, creo que contar con un perfil multidisciplinar me aporta una visión amplia y disruptiva en la que interconectar distintas realidades.
He realizado la carrera de Arquitectura porque me parecía que era de las pocas en las que podría unir mi formación técnica con mis inquietudes artísticas para desarrollar el talento creativo, generar nuevos proyectos y hacerlos tangibles a partir de mis ideas.
En segundo de carrera monté con un compañero mi primera startup, organizamos talleres y cursos en universidades de todo Madrid trabajando -incluso para estudios profesionales- y además, nos permitió competir en el SDE14 a nivel internacional y construir una vivienda auto suficiente en París.
Comencé a participar en hackathons con empresas punteras y en cuarto de carrera se me ocurrió Liight. Allí podía materializar mi pasión por la tecnología y la naturaleza. Asimismo, pude terminar la carrera un año antes al mínimo establecido y recibí una beca para formarme también como empresario.
Al final, tanto de forma reglada como autodidacta (leyendo y viajando mucho), he podido aprender y tener formación tanto técnica, como empresarial, humanística y en habilidades. Por supuesto, me queda muchísimo por aprender, pero si considero que tengo una base sólida y completa sobre la que seguir construyendo.
En septiembre de 2017 finalicé el Máster en Desarrollo de Negocio y desde entonces tengo dedicación Full-Time en Liight. Estos meses han sido duros porque siempre es muy costoso arrancar, pero también han sido meses muy bonitos y llenos de aprendizaje. Además hemos tenido suerte, puesto que a distintas instituciones -tanto públicas como privadas- les ha enamorado nuestro proyecto y nos apoyan en su desarrollo.
No obstante, durante los dos últimos años especialmente, he compaginado el desarrollo de la startup con el final de mi etapa como universitario. Algo que requiere de sacrificio y dedicación, pero si te enfocas en lo que es verdaderamente importante y te rodeas de un buen equipo también te permite -y de hecho te ayuda- a conocer más gente, viajar, hacer deporte, descansar y crecer muchísimo como persona.
Mi socio también es universitario (Ingeriero en Teleco y ADE) y, al final, te das cuenta de que la carrera es importante pero como de verdad aprendes es descubriendo qué es lo que te apasiona y desarrollándolo por tu cuenta.
Hace un tiempo dí una charla en TEDx donde lo cuento y aunque parezca que cada cosa es estanca al final, en la vida de una persona (sobre todo si se trata de un emprendedor), todo está íntimamente relacionado. Las conexiones que se crean en tu vida van abriendo tu propio camino y, viéndolo con perspectiva, puedes conectar los puntos y encontrar el sentido de todo.
De pequeño me encantaba construir cabañas y pasar tiempo jugando en la naturaleza con mis amigos, ahora soy arquitecto y estoy tratando de mejorar la vida en nuestras ciudades a través de la sostenibilidad, tecnologías smart city y la gamificación. No obstante, en el mundo startup -según las estadísticas- 9 de cada 10 proyectos fracasan, así que me gusta mantener los pies en la tierra y pensar que posiblemente Liight nunca llegue a ser un éxito. Pero también soy optimista, creo en ello y trabajo al máximo para conseguirlo; salga bien o salga mal, por lo menos, todo el camino recorrido habrá merecido la pena, eso seguro.
La primera sin lugar a duda la actitud, más allá de la experiencia o la formación, la actitud de una persona me parece clave a la hora de seleccionar y reclutar talento. Alguien que sea experto en su materia pero no tenga arrojo y actitud nunca será el primero su campo.
Sin embargo, alguien que pueda tener más dificultades, menos talento o posibilidades, si es capaz de ser constante en aquello que le apasiona terminará por ser el mejor. Por ello, Pasión y Constancia serían la segunda y tercera característica en las que me fijaría, antes de pedir a alguien que trabaje conmigo.
La mediocridad, (como antítesis de la excelencia), la resignación y el conformismo, que no te dejarán innovar y crecer, y tampoco el "postureo". Está claro que molar es muy importante, pero de nada sirve hablar y aparentar mucho si luego esa imagen no la puedes sostener con hechos, dedicación y valores que sean coherentes con tu estilo de vida; las personas más cracks que tengo la suerte de conocer son todas personas muy humildes.
Todavía no tengo claro que voy a hacer la semana que viene y eso que estoy tratando de organizarme mejor para ser más eficiente y productivo, por lo que no tengo planes muy a largo plazo. Vivo al día, tratando de dar lo mejor de mí en el momento presente. Sin embargo, como ilusión a futuro, me gustaría poder hacer crecer Liight y crear un estudio multidisciplinar desde el que afrontar proyectos con un equipo potente en muy distintas áreas como tecnología, arquitectura, marketing, cine, arte...
Apple, Mercadona y Pompeii. Me parece que han sabido empezar desde abajo y hacer las cosas bien consiguiendo hacer "fans" tanto a sus equipos y empleados como a los propios clientes. (Cultura, Valores, Misión)
Las empresas deberían ofrecer responsabilidad, confianza y flexibilidad, de cara a motivar a sus empleados y hacer suya la misión común de esa organización.
Seguir trabajando como lo hacemos hasta ahora y crecer de forma orgánica, atraer el talento por nuestra visión, nuestros valores y el reto de poder impactar en el mundo no solo buscando un salario. Al final, como decía Steve Jobs, solo aquellos que están tan locos como para creer que pueden cambiar el mundo son quienes lo logran.
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