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16/12/2016 · Pese a que los Millennials están siendo la generación más demandada por las empresas, gracias a su fuerte carácter tecnológico y a su capacidad de adaptarse a las nuevas herramientas digitales, otras fuerzas generacionales –más jóvenes- podrían empezar a ganarles terreno a la hora de ser escogidos por estas mismas compañías. Un artículo en INC ha revelado qué características distancias a ambas generaciones.
Los Millennials fue la primera generación en crecer en un mundo enloquecido por los medios de comunicación social. Esta generación, que nació en los años 80 y principios de los 90, aprendió los riesgos de la privacidad en Internet y sintió las repercusiones de tener (a veces sin saberlo) una vida online demasiado pública.
A diferencia de los Millennials, la Generación Z nació con el mundo digital prácticamente ya configurado. Los riesgos de tener datos personales subidos en la “nube” era algo que ya se había comenzado a ver y empezado a solucionar, aunque aún quede mucho camino por recorrer en este sentido.
Mientras que los nacidos entre los 80 y 90, crearon sus propios códigos en una comunicación, la social, que aún estaba en construcción, los “Z” sólo han tenido que perfeccionarla. De hecho, varios estudios sitúan a los Millennials bajo un perfil de “referentes” online (una prueba de ello, sería el surgimiento de las figuras de los influencers de Youtube).
Sin embargo, la Generación Z parece adoptar un perfil más oculto, participando activamente en las redes y siendo, en muchos casos, la principal fuente de vitalización de contenidos online, pero sabiendo cómo ocultar su acción bajo nicks, apodos y una multitud de canales anónimos o con accesos restringidos.
Esta generación, la Z, además, ha gravitado hacia plataformas que promueven la autenticidad. Un ejemplo es el éxito de plataformas como Snapchat, que ha llegado a convertirse en un digno competidor de gigantes como Facebook y a desbancar históricos como Vine. Esta nueva herramienta llegaba con la promesa de facilitar información documental en tiempo real, pero sin el peligro que este contenido puede llegar a tener en términos de perpetuidad.
Un contenido rápido, que bebe de la urgencia por ver contenido en vivo y que parece haber atraído la atención de los jóvenes, al punto de que muchas empresas ya están investigando cómo adentrarse en este universo de bajo coste en producción, aunque sin posibilidad de viralización.
La otra cara de Snapchat son sus mensajes privados. Es imposible negar el rápido crecimiento de las aplicaciones de mensajería para la generación Z. Cada vez son más las startups que se lanzan a la creación de apps que permitan iniciar una comunicación social de forma privada o, al menos, controlada.
Tinder, Twitter, Snapchat, Skype, FaceTime, WhatsApp, Viber, WeChat, Line han sido y son algunas de ellas, aunque todas, con el paso de los años, han mejorado sus sistemas de protección de datos. Hecho por el cual muchas empresas las han sumado a sus formas de contacto con los empleados y procesos de selección de candidatos a un puesto trabajo.