La inteligencia emocional como clave del éxito laboral

Alistair Cox apuntaba en un artículo  que, “aún no hemos visto un algoritmo que sea capaz de entender o interpretar el humor, el temperamento o el entusiasmo de forma tan efectiva como lo puede hacer una persona". De la misma opinión es el World Forum Economics que en un artículo publica que “disponer de una buena inteligencia emocional ayudará en el futuro a encontrar trabajo en un mundo en que los oficios técnicos irán, poco a poco, siendo fagocitados por la robótica”.

Vikas Pota, director ejecutivo de la Fundación Verkey, destaca por su parte que las habilidades blandas no van a ser “nunca” serán dominadas por la “tecnología”. De hecho, el artículo de World Forum Economics, va más allá e indica que serán estas las que refuercen, por un lado, “trabajos ya existentes” y, por otro, las que configures “nuevas modalidades de empleo”.

Asimismo, su autor matiza “el trabajo emocional es aquel en el que los sentimientos integran las competencias de un profesional, tanto a la hora de gestionar equipos como de atender al público o de asistir a personas enfermas o dependientes. Se desarrolla en una doble dirección, se aplica para generar cierto estado anímico en el cliente (o paciente) y para gestionar inquietudes y malestares del propio trabajador”.

He ahí la importancia de la empatía, pues los profesionales deberán entender el contexto en el que se desarrollan y los clientes, usuarios y consumidores lo harán con las empresas y sus trabajadores.

Por otro lado, World Forum Economics recoge las declaraciones de David Deming, de la Universidad de Harvard, donde afirma que “casi todo el crecimiento del empleo en Estados Unidos entre 1980 y 2012 estaba en el trabajo que requiere grados relativamente altos de habilidades sociales”. Es el caso del sector sanitario y de cuidados.

Por otro lado, explica que hay que alejarse de “nuestro singular enfoque en el rendimiento académico como el camino hacia el éxito” a la hora de sopesar las nuevas alternativas que surgirán en el mercado laboral en el terreno emocional. Y concluye: “Dimensionar el trabajo emocional y de cuidados en su justa medida significaría asumir que todos somos interdependientes y debemos responsabilizarnos de esa misión de acompañamiento y empatía de una forma proporcional con el fin de que no quede atribuida al sector más desfavorecido de la población. La tecnología, dicen algunos expertos, configurará un mundo desposeído de puestos de trabajo. Quizás la eclosión de las máquinas, irónicamente, ofrezca la oportunidad de construir un mundo más humano”.