15/10/2015 · Pasado el período vacacional y el primer mes de vuelta el trabajo, la rutina se apodera de nosotros, y la lista de tareas se empieza a acumular. El estrés al que nos vemos sometidos no es fácil de gestionar, así que a continuación te presentamos un decálogo de recomendaciones para que no sucumbas ante la acumulación de trabajo.
Te aconsejamos que, ante todo, mantengas la calma, y sepas dedicar un tiempo prudencial a organizar tu tiempo, y las tareas:
Antes de sumergirte de lleno en las tareas a realizar, dedica la primera media hora de tu jornada laboral, o los últimos minutos antes de irte a casa, a organizarte. Saber gestionar tu tiempo es clave para no caer en el estrés y tener las ideas claras acerca de lo que es más prioritario o pressindible. Te recomendamos enumerar en una lista todo lo que tienes entre manos, especificando qué nivel de prioridad tiene cada tarea, cuánto tiempo te llevará llevarla a cabo, y en qué fechas de entrega tienes. De esta manera te resultará más fácil decidir por dónde empiezas, y cómo organizarás tu jornada.
Una vez visualices todo lo que tienes encima de la mesa, empieza por un proyecto importante y a la vez prioritario. Las primeras horas de la mañana suelen ser las de más lucidez, así que dedícale las primeras dos horas a avanzar ese proyecto que te lleva tanto tiempo. Después, tómate un breve descanso y sigue con un trabajo sencillo y rápido; por ejemplo, revisar los correos urgentes y darles respuesta.
Está científicamente demostrado que es imposible mantener la concentración durante más de dos horas seguidas. Por eso, no es casual que en el ámbito académico se realicen descansos entre clase y clase, y esa estrategia debe aplicarse también en el ámbito laboral. Aunque sean sólo cinco minutos, cuando acabes una tarea importante, reserva cinco o diez minutos para desconectar. Sal fuera, lee la prensa online, o simplemente, levántate de la silla, y da un breve paseo. Te ayudará a relajarte, descansar la actividad cerebral durante unos instantes, y estar más predispuesto a llevar a cabo la siguiente tarea.
Ante la acumulación de trabajo, no caigas en el error de asistir a reuniones en las que quizás, no eres imprescindible. Si tienes agendada una o varias sesiones que crees que pueden esperar, puedes posponerlas y centrarte en las tareas prioritarias. Si por el contrario, te sientes con la necesidad de reunirte, planifica debidamente los temas a tratar y los objetivos de la reunión para optimizar el tiempo al máximo. En la organización de tareas de las que hablábamos antes, es aconsejable que programes las reuniones imprescindibles a continuación de uno de tus descansos, o después de comer.
Pierde el miedo a decir que "no". Tendemos a aceptar todo lo que se nos propone por responsabilidad, pero hay momentos en qué la decisión más responsable y honesta es parar, y no aceptar nuevas tareas que puedan entorpecer los proyectos que ya están en marcha y que son más prioritarios. En esos casos, argumenta con tu responsable las razones por las cuales no puedes dedicarle tiempo, y apoyáte en él o ella para que reorganice los temas.
Aunque te consideres un "workaholic", si se te acumula el trabajo, no dejes que el agobio se apodere de ti, y cuenta con tus compañeros. Seguro que hay temas de los que pueden encargarse miembros de tu equipo que estén más liberados. Trabajar en equipo y saber delegar es clave para la eficiencia empresarial, y a la vez fomenta un ambiente de trabajo óptimo, ya que se fortalecen las relaciones de confianza entre los trabajadores.
Mirar cada cinco minutos tu bandeja de entrada sólo entorpece tu trabajo, y fomenta la desconcentración. Siempre es bueno dar respuesta a todos los clientes, pero no te agobies, si realmente hay un tema urgente, la persona que se comunique contigo ya se preocupará de llamarte para que lo tengas en cuenta. Tampoco hace falta ir al extremo e ignorar los correos, pero recomendamos revisarlos y contestarlos una o dos veces por la mañana y por la tarde.
Mantener una buena postura corporal nos beneficia tanto desde el punto de vista de la salud como de la productividad laboral. Si nos mantenemos erguidos y con la espalda recta evitaremos problemas musculares y de columna, una buena oxigenación y por consiguiente, nuestro cuerpo estará más preparado para afrontar una jornada larga de trabajo.
En este sentido, deberás adaptar tu espacio de trabajo. Te recomendamos utilizar una silla de entre 65 y 75 centímetros de alto, con espacio interior suficiente para que se puedan estirar un poco las piernas y éstas se apoyen en el suelo. En caso de usar ordenador, sitúa la pantalla a una distancia entre 50 y 60 centímetros y a una altura similar a la de los ojos.
De la misma forma que te aconsejamos combinar proyectos grandes con trabajos de mayor simplicidad, también es recomendable oscilar entre aquellas tareas más mecánicas y que no te suponen mucho esfuerzo, con aquellas más creativas, en las que necesitarás estar más concentrado. Combinar ambos procesos te ayudará a desaturar la mente y acabar con el agobio.
Has de tener muy claro las fronteras que separan tu empleo con la vida personal, que tiene que ir mucho más allá que dormir 8 horas. Para ello, evita llevarte los problemas del trabajo a tu casa. Sabemos que a veces es complicado llevarlo a la práctica, por ello te damos algunos tips: