5 estrategias para gestionar y comunicar correctamente las quejas en el trabajo

30/08/2016 · Quejarse está, en general, mal visto. En el trabajo, sin embargo, puede derivar en un éxito profesional, pero el  "cómo hacerlo" es clave para no ser identificado como un "quejica" crónico.

"Si la queja es porque miras de mejorar tu productividad o la de tu empresa, es probable que, si la sabes plantear, sea bien recibida", afirma Eva Rimbau, profesora de Economía y Empresa de la UOC. "El trabajador debe ser asertivo si quiere que se le tenga en cuenta", añade Gina Aran, profesora del máster de Dirección y gestión de recursos humanos de la misma universidad.

Ambas expertas de la UOC proponen 5 estrategias para gestionar y comunicar correctamente las quejas.

"Para la empresa, una queja puede ser un indicador de que hay algo que no funciona bien, un hecho que podría ser útil pero también puede ser conflictivo", explica Aran. "Hay que practicar la queja sana, hacer observaciones o sugerencias que sean bienvenidas", añade.

En este sentido las expertas matizan que la reclamación debe centrarse en hechos perjudiciales para la productividad y se debe hacer mostrando siempre una actitud profesional. "Si una queja es bien comunicada y persigue un objetivo concreto para el propio beneficio del trabajador o de todo el equipo, puede significar un estímulo profesional para el trabajador", explica Aran.

Cinco pautas que se deben tener en cuenta para quejarnos "bien"

  1. Buscar el momento idóneo: lo ideal es concertar una hora de encuentro o reunión-
  2. Hacer la queja por escrito reduce el componente emocional y la convierte en más objetiva y comprensible.
  3. Mantener el autocontrol, si se hace en persona: pensar en la situación como algo que se debe cambiar para mejorar y no como una agresión o un ataque a los demás.
  4. Describir la situación y las consecuencias negativas que nos ocasiona y, de rebote, ocasiona al equipo y en la empresa.
  5. Proponer alternativas de solución, sin exigir y mirando de empatizar.

"Si la sugerencia cae en saco roto, no hay que insistir más; se puede correr el riesgo de ser considerado conflictivo", alerta Rimbau. Las quejas que son aceptables son aquellas que surgen a raíz de un acuerdo o compromiso roto.

El perfil de los gruñones

Según Aran, hay varios tipos. Uno es el de los que se convierten en "quejicas" crónicos: comunican las quejas de forma que alteran el clima laboral y la capacidad de concentración del resto de trabajadores, y eso afecta la productividad.

"Lo hacen de manera que cualquier cosa es susceptible de crítica y buscan aliados, se quejan reiteradamente y esto se convierte en un hábito", destaca Aran.

Otro tipo de conducta es el de típico "yo crítico": el empleado que lo critica todo, que se queja y que siempre está disconforme. Pero por suerte, hay solución. "Es un perfil completamente reconducible: hay que implicar a este tipo de personas en un proyecto del que puedan ser responsable», concluye Aran.

COMENTARIOS:

Sandra Mejia 30 agosto 2016 18:32

Gracias por los excelentes tips!!!

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