Cómo mejorar tu proceso de toma de decisiones

La utilización de hechos aislados como ejemplos globales de lo que nos puede pasar o no debemos hacer, así como priorizar aquello que primero nos viene a la mente, basado en nuestra experiencia y conocimientos previos, son estrategias se conocen como heurística cerebral y pueden ser útiles para ganar en velocidad y agilidad mental, aunque también, puede dar lugar a todo tipo de errores.

Para evitarlo es importante ampliar la información que se tiene sobre un tema o sus distintos enfoques a través de personas con perspectivas distintas a las de uno mismo. Esto le permitirá replantearse el punto de partida y ver posibles problemas y riesgos de una decisión que previamente no había sido contrastada.

Otra cuestión prioritaria es contextualizar el escenario y ganar confianza en el proceso de la toma de esa decisión, tanto si durante ese trayecto se necesita consultar a voces externas.

Por otro lado, es fundamental incentivar esta actitud en el resto de personas que están a su alrededor. Saber tomar una decisión y hacerse cargo de ella es lo que permite a una persona aprender y madurar. Por ello, conformar equipos con capacidad de coger las riendas y tomar decisiones, habiendo aprendido estos procesos de contraste de informaciones, es cada vez más valorado por parte de las compañías independientemente de su sector.

Además, de la misma manera que es importante no dudar durante demasiado tiempo y estar seguro con la decisión que se ha tomado, también lo es el hecho de tomarse un tiempo extra para aquellas situaciones más complejas que requieran un mayor análisis.

En todo caso, es fundamental no ser susceptibles a cambios de opinión en el trayecto, sólo porque somos vulnerables a los comentarios ajenos, aún si éstos son errados. El éxito verdadero reside en aprender a cambiar el rumbo de nuestras decisiones en función de datos objetivos y no sugestionados por el miedo a fracasar.

Pero ¿cómo podemos ayudar a desarrollar mejores habilidades de toma de decisiones? Un artículo en Forbes revela las claves.

Ser consciente de cómo el cerebro tiene una preferencia por los atajos es un comienzo útil y para cambiarlo es importante entender ese contexto general en el que se está decidiendo algo y los agentes que intervienen, así como los beneficios, problemas y posibles riesgos.

Por otro lado, el artículo destaca que cuando tenemos una visión equilibrada de la vida, tenemos la capacidad para trabajar con calma sobre la base de nuestra experiencia sin estrés emocional o mental.