21/05/2019 · ¿Qué es un ecosistema de innovación y qué elementos debe incluir para que pueda crearse dentro de una empresa? Según los expertos, dicho ecosistema es una red que incluye distintos factores interrelacionados, que además trabajan entre sí para que la innovación tenga lugar. De este modo, entran en jugo elementos que van desde el tipo de talento que se atrae y desarrolla, hasta la cultura empresarial bajo la que se trabaja, así como el foco que se tiene en la creación de un sentido de comunidad, en el impulso de la tecnología y el dinamismo que se necesita para la generación de nuevas ideas, el acceso al capital que se tiene o si se cuenta o no con el marco jurídico adecuado para que nazcan oportunidades de negocios para emprendedores.
Un ecosistema de innovación es aquel espacio en el que todos los recursos se disponen para promover y facilitar el emprendimiento, a través de la creatividad, la generación de ideas y, por tanto, la innovación. “Algo así como una gran incubadora de negocios donde las ideas de los más innovadores pueden convertirse en semillas de grandes proyectos”, destacan desde el blog de Timpulsa, compañía especializada en transformación empresarial.
Pero, ¿cómo se traslada este concepto a un país? Si bien los expertos reconocen que este tipo de fórmula depende en gran medida de las acciones que se lleven a cabo a nivel institucional, muchos son los países que han tratado de lograr crear una especie de ‘Silicon Valley’ a nivel local, con escaso éxito en España, tal y como revela un estudio llevado a cabo por María Julia Prats y Jose María Siota, expertos del Centro de Iniciativa Emprendedora e Innovación del IESE, junto con PricewaterhouseCoopers (PwC).
De este modo en el ‘informe 2033: compitiendo en innovación’, se indican algunos de los obstáculos que, a nivel institucional, empresarial y de mercado aún lastra la eficiencia del ecosistema de innovación en nuestro país y, con ello, la competitividad empresarial. Por ello, el documento emite 10 recomendaciones, algunas de ellas dirigidas directamente a las compañías, al margen de su tamaño, a fin de revertir esta situación.
- Retocar el papel del Estado en el sistema de innovación. Según los autores del estudio, “hay que redefinir mejor qué hacer, con quién, cómo y cuánto aportar, y sobre todo plantearse si la política de subvenciones es la más adecuada”.
- Centrarse en aspectos prioritarios. También se describe de “necesario” la mejora cualitativa De la educación, “ya que solo se logra sostener el ciclo de innovación con personas preparadas, y focalizarse en tres o cuatro retos, con un plan a largo plazo para cada uno de ellos”. Además, se destaca que “convendría identificar desalineaciones en el sistema de mercado”.
- Establecer un marco legal y jurídico flexible, equiparable al de otros países europeos, lo cual implica “facilitar la contratación de profesionales extranjeros, simplificar el sistema de patentes, mejorar el contexto fiscal para los inversores y reducir la burocracia”.
- Aprovechar y rentabilizar las infraestructuras de investigación. “España dispone de una importante red de centros de innovación, pero no está siendo bien aprovechada y no es rentable”, indica el informe. Por ello, pide “implementar nuevas formas de medir resultados con consecuencias reales para la continuidad de un proyecto, la remuneración por objetivos y la especialización por centros, además de lograr sinergias y mayor coordinación entre universidades, centros y departamentos para evitar duplicidades”.
- Sacar partido al capital local disponible y atraer capital extranjero tradicional. “Esto requiere incentivos para que el capital local invierta en tecnología, nuevos modelos de negocio, nuevas fórmulas de financiación, etc.”, destacan los expertos.
- Mejorar los mecanismos de transferencia para crear demanda o ajustarse a ella. Los programas de las administraciones públicas para adquirir productos tecnológicamente avanzados (compra innovadora) “no funcionan adecuadamente, ya que la selección no siempre sigue criterios de mercado”. Por ello el informe destaca: “Las administraciones tendrían que actuar como catalizadoras para acelerar la llegada de investigación al mercado con mecanismos más ágiles”.
- Adecuar la formación universitaria a las necesidades reales de las empresas. También se aconseja “adoptar modelos educativos duales y orientados al emprendimiento, en que se desarrollen tanto el conocimiento como los perfiles personales necesarios para emprender, además de fomentar la formación continua como instrumento competitivo”.
- Reducir el número de clústeres y especializarlos. Aunque, en los últimos años se ha dado un importante salto cuantitativo con el incremento de clústeres, los expertos indican la necesidad de dar un cambio cualitativo: “Deben ser pocos, intensivos en conocimiento, especializados en sectores innovadores y capaces de retroalimentarse”, detallan.
- Mejorar la gestión de la innovación en la empresa. “Conviene crear mercados de I+D, profesionalizar la cadena I+D+i y comprender el proceso de creación y lanzamiento de nuevas oportunidades”. Para ello, se destaca el papel de la formación en todos los niveles de la empresa, la importancia de explorar qué se puede aprender de otras industrias y de encontrar fórmulas que faciliten una mayor colaboración entre empresas grandes y pequeñas en proyectos de gran potencial.
- Capitalizar el envejecimiento con emprendimiento. “Convendría implicar a profesionales con más experiencia y edad en el proceso emprendedor. En Silicon Valley, el mayor crecimiento de la actividad emprendedora se está dando en el colectivo de entre 55 y 64 años”, concluye el informe.
