10/06/2020 · Si algo podemos aprender del Covid-19 a nivel laboral, es que nunca podemos dar nada por sentado, ni estancarnos como organización o profesionales. Si antes de la pandemia ya decíamos que vivíamos en entornos cambiantes y VUCA, la propagación del coronavirus nos ha demostrado que la incertidumbre es lo único estable que se mantendrá antes, durante y después de la crisis. Pero, a pesar de todas las consecuencias negativas derivadas del Covid-19, también hemos tenido la oportunidad de aprender de los errores.
Desde Great Place To Work®, consultora especializada en talento, employer branding y liderazgo, desgranan en este artículo las mayores lecciones aprendidas del Covid-19 en materia laboral y de recursos humanos:
La repentina crisis vivida a nivel mundial ha desafiado la capacidad de comunicación interna y externa de las empresas. Y, ante este escenario, los directivos y directivas de las organizaciones han cobrado un protagonismo fundamental en la tarea de transmitir tranquilidad y acciones tanto a sus empleados, clientes como stakeholders.
Nunca antes habían participado tanto en primera persona de la comunicación corporativa, transmitiendo mensajes honestos, precisos, transparentes y actualizados al minuto para todas sus plantillas y agentes.
A la hora de comunicar, cuántos menos interlocutores y fuentes, mejor. Imagina qué pasaría si cada líder se basara en sus propias opiniones y canales para transmitir lo que está pasando. Esto generaría un verdadero caos comunicativo entre la plantilla, y también transmitiría una mala imagen como equipo.
Ante las dificultades, el trabajo en equipo es clave; y, en este proceso, conviene más pensar al detalle cómo, cuándo y quién difundirá la información, para que los empleados y empleadas sepan a quién acudir para informarse sobre lo que sucede.
Del Covid-19 también hemos aprendido que los problemas deben afrontarse de forma coordinada y pactada, entre diferentes voces de la organización, que sean capaces de conocer y gestionar las diferentes particularidades de la empresa, y dispongan de un espacio propio de reunión y decisión, materializado en un Comité De Crisis operativo.
Sin una dirección clara en este aspecto, cualquier trabajador o trabajadora se hubiera perdido ante el confinamiento repentino y la forzosa implantación del teletrabajo, con todo lo que ha implicado. Ante esta crisis, las organizaciones han tenido que establecer prioridades claras que vayan por delante de los objetivos previamente marcados, con el fin que se pueda garantizar el seguimiento de la actividad de negocio y no se malgasten las horas de teletrabajo en objetivos poco rentables.
De acuerdo a la experta Emilia Montero, de Great Place To Work®, estas han sido las dos prioridades principales:
Los empleados deben contar con las herramientas e información adecuadas para realizar sus tareas y así contribuir a la sostenibilidad del negocio. En este sentido, durante las primeras semanas del Covid-19, hubo una gran migración a soportes virtuales, muchos adquiridos, otros generados al interior de la misma organización y mucha inversión en compra y traslado de equipos al domicilio de los empleados. Una lección aprendida a marchas forzadas y que ha supuesto un gran salto a nivel de digitalización.
Como apunta la experta de Great Place To Work, la función del líder se ha vuelto esencial; su cercanía y confianza es altamente valorada por los miembros del equipo, quienes deben sentirse guiados y atendidos.
Ser un líder en tiempos convulsos implica saber gestionar la ansiedad, contribuir a fomentar iniciativas que favorezcan la conciliación; ser flexibles a la hora de marcar horarios y revisar objetivos; ser empáticos para entender las particularidades y necesidades de cada persona; mantener una escucha activa y una gran capacidad de comunicación y transparencia, y, en definitiva, ser expertos en cuidar, escuchar y empatizar.
Todos nos preguntamos si, pasada la tormenta, tendremos memoria para interiorizar y aprender de lo que hemos vivido, pero lo que sí que es cierto, es que ya nunca volveremos a ser como antes, ni nosotros, ni el lugar de trabajo.
Esta crisis también podemos verla como una oportunidad para descentralizar las decisiones, devolver el trabajo a la gente, confiar en nuestros equipos, y empoderar a los líderes de hoy y del mañana.