25/04/2019 · Estudios recientes han revelado el vínculo que existe entre el bienestar profesional con la felicidad en el trabajo y la obtención de unos mejores resultados. Esta es la razón por la que muchas empresas han comenzado a incluir políticas específicas para levar la satisfacción de su fuerza de trabajo, llegando incluso a incorporar nuevos roles específicos que permitan garantizar dicha felicidad en la organización, como el ‘Chief Experience Officer’, ‘Chief Transformation Officer’ o el ‘Chief Happiness Officer’.
Sentirse satisfecho con la función que se ejerce dentro de una empresa, así como conectado con sus valores y creencias o cómodo con las condiciones de trabajo que su organización le ofrece, tiene un impacto en el nivel de rotación de las empresas, el cual se ve no solo disminuido, sino que supone una mejora de su imagen empleadora. No obstante, en un artículo publicado por Korn Ferry, Daniel Goleman, autor del best seller "Inteligencia emocional" y colaborador habitual de la compañía, destaca la diferencia que hay entre el bienestar y la definición simplista de la felicidad, citando las conclusiones a las que llegó la psicóloga de la Universidad de Wisconsin-Madison, Carol Ryff.
Según explica, Ryff describe el bienestar como “una vida bien vivida” y no simplemente feliz, y señala la importancia de evaluar ciertos parámetros que permiten determinar si se está satisfecho o no, respecto a cada una de estas dimensiones de bienestar:
Por otro lado, el artículo ahonda en los resultados de una investigación que Korn Ferry llevó a cabo en 30 fundadores, CEO y ejecutivos sénior en empresas de consumo con “propósitos visibles y auténticos, empleados comprometidos, culturas orientadas al cliente y sólidos resultados financieros”. Según indica, no solo el 100% de estos líderes estuvo de acuerdo en que “operar desde el propósito los hace más resistentes”, siendo la resistencia es un sello distintivo de bienestar, sino que descubrieron que las organizaciones orientadas a un propósito compartían cuatro cosas en común.
Por un lado, un tipo de liderazgo en el que se toman decisiones (autonomía) teniendo en cuenta los valores y propósitos, así como a las personas (conexión), que son su máxima prioridad y por las que se apuesta en términos de desarrollo, el impulso de una cultura inclusiva (autoaceptación) y, por último, una dirección comprometida con su entorno (adaptación).