14/11/2019 · Meta4 IDL ha presentado la undécima edición de su informe "Índice del dinamismo laboral", que elabora junto a IESE Business School. En él, ha analizado información mensual anonimizada recabada de un total cercano a 74.000 trabajadores pertenecientes a 214 empresas, con el objetivo de elaborar un índice de dinamismo laboral (IDL) y estudiar las características más relevantes de la evolución salarial durante el periodo comprendido entre enero del 2018 y julio del 2019.
La contratación (medida por la tasa de altas [TA]) y el cese (medida por la tasa de bajas [[TB]) ofrecen
una aproximación inicial al dinamismo de las empresas presentes en nuestra base de datos durante el
periodo observado, así como de su evolución más reciente. Durante todo el año 2018 y la primera mitad del 2019, tanto la TA como la TB se han mantenido constantes, con pequeñas variaciones mensuales en torno a un nivel estable, sin tendencia al crecimiento o a flexiones.
El valor alrededor del cual se mueven ambas tasas son similares: cerca de un 4% mensual. Es decir, por cada 100 empleados, las empresas de la base de datos suelen firmar 4,5 nuevos contratos al mes, mientras que las terminaciones de relaciones laborales se sitúan en torno a 4. Estos valores sufren de cierta volatilidad debido a efectos estacionales y a necesidades puntuales de las compañías, que hacen que las dos tasas varíen entre el 3% y el 7% mensual, aproximadamente.
Una parte de esas entradas y salidas de trabajadores se corresponden con el crecimiento de algunas empresas y a la reducción de plantillas de otras, respectivamente. Desde la perspectiva de una compañía, parte de las contrataciones cubre las necesidades de aumento de plantilla (en el caso de que aquella se encuentre en una fase de expansión) y parte de las terminaciones se lleva a cabo para reducir plantilla (en el caso de que aquella atraviese una fase de reducción de personal). Todos los meses hay empresas en estas distintas fases. Este fenómeno de crecimiento y destrucción contemporáneo de puestos de trabajo se refleja en la creación de empleo (CE) y la destrucción de empleo (DE).
De media, las empresas en fase de expansión suman un crecimiento del empleo del 1,25% cada mes. Por otro lado, las que restan empleo al reducir su plantilla en el último año y medio han contribuido a la destrucción de un 0,63% de los puestos de trabajo durante los meses observados (línea roja). Al analizar la evolución temporal de la CE y la DE en estas empresas, más allá de algunosmeses puntuales en los cuales se pueden haber intensificado una u otra, volvemos a observar que ambos valores parecen estables. Se trata, pues, de un periodo con moderada y constante creación de puestos de trabajo.
Los valores del IDL muestran que, todos los meses, alrededor de 6 trabajadores de cada 100 están involucrados en un cambio o sustitución. Desde el punto de vista de la empresa, esto significa que todos los meses 3 puestos de trabajo de cada 100 necesitan ser remplazados por alguna de las razones indicadas.
Si observamos la evolución del índice, además de algunos picos puntuales, encontramos unos valores relativamente estables a lo largo del periodo analizado. Tan solo se percibe una ligera flexión del nivel de rotación de los trabajadores durante los primeros meses del 2019 respecto al 2018.
Los datos presentados hasta ahora sugieren que, entre principios del 2018 y julio del 2019, las empresas han vivido un periodo con un mercado relativamente estable: la modesta creación de puestos de trabajo ha ido acompañada por unos niveles de rotación de las plantillas estables. Es decir, durante esta etapa, el tamaño de las compañías ha sufrido solo ligeras variaciones con crecimientos y reducciones moderadas de plantillas a la vez que experimentaban una velocidad de rotación interna constante de alrededor de 3 puestos de trabajos por cada 100, a sustituir mensualmente.
La nueva información recogida para esta base de datos permite observar cuál ha sido la estructura y la evolución de los salarios de los trabajadores de las empresas incluidas en aquella durante el periodo comprendido entre enero del 2018 y julio del 2019, con el objetivo de analizar la relación entre las altas y bajas con la estructura salarial en las compañías y su evolución en el tiempo.
El salario medio es, aproximadamente, de 25.000 euros brutos anuales, con una distribución sesgada hacia la izquierda, lo que significa que hay una gran cantidad de trabajadores con ingresos relativamente bajos (por ejemplo, como se indicaba anteriormente, la mitad de los trabajadores recibe salarios inferiores a los 25.000 euros brutos anuales) y tan solo algunos con salarios relativamente altos (menos del 10% de los trabajadores percibe 48.000 euros brutos anuales o
más). Estos valores se refieren al periodo completo, es decir, al año 2018 y los primeros siete meses del 2019, como si en este periodo no hubiese habido cambios.
Asimismo, los salarios en la base de datos han ido creciendo durante el año 2018 para estabilizarse durante los primeros siete meses del 2019. Si a principios del 2018 el sueldo que divide los trabajadores en dos grupos de iguales dimensiones era de 22.300 euros brutos anuales, en diciembre del mismo año este valor se situaba en 25.000 euros brutos anuales, estabilizándose en el 2019.
Entrando en más detalle, analizamos si el aumento del salario mediano se debe principalmente a un crecimiento de los salarios más bajos (como resultado, por ejemplo, de incrementos en el salario mínimo interprofesional [SMI]) o si, por el contrario, es fruto de un aumento de los sueldos de la parte alta de la distribución
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