07/02/2020 · No hay dos personas iguales, de la misma manera que no hay dos líderes iguales. Todos nosotros tenemos un origen y carga cultural distintos, una formación y un bagaje profesional diferentes, y una personalidad y unas prioridades también dispares. Nos diferenciamos incluso en nuestra manera de trabajar, de relacionarnos con los demás o de resolver retos. Todo ello no nos hace ni mejores ni peores, simplemente distintos en cuanto a virtudes y defectos, lo que a su vez nos hace complementarios y esto, a nivel de liderazgo, es potencialmente enriquecedor.
Son varios autores los que defienden el liderazgo complementario, compuesto por un 50% de mujeres y un 50% de hombres, mucho más allá de la mera paridad. Lo hacen a sabiendas que, cuando se combinan las habilidades innatas a ambos géneros y la magia, simplemente sucede, multiplicándose exponencialmente las ventajas en términos de engagement, motivación y satisfacción laboral del empleado.
Ahora, es un reciente artículo publicado en Entrepreneur y titulado "Las mujeres directivas impulsan la meritocracia y no el favoritismo en las empresas", quien se hace eco de algunas de esas ventajas a nivel eonómico y de confianza. Y lo hace basándose en los datos arrojados por un estudio que realizaron conjuntamente la organización global Glace Place to Work y el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD) de IPADE Business School. En él participaron 315 empresas (61% mipymes) y fueron consultados medio millón de colaboradores.
Entre los principales hallazgos que destaca el estudio "Liderazgo Complementario, más allá de la equidad de género" están: