Cómo gestionan la ansiedad los grandes líderes

Una habilidad clave que marca la diferencia en los grandes líderes es su capacidad de gestionar, de forma eficaz, las presiones y ansiedades que pueden generarse durante las rutinas laborales, tanto a título personal como externamente, por parte de su equipo.
Un ritmo desenfrenado de trabajo, una sobrecarga de tareas, un mal enfoque en el desarrollo de un proyecto o el miedo a enfrentar nuevos retos son algunas de las causas más comunes de la ansiedad laboral.

Pero ¿qué hacen los líderes de éxito para salir indemnes de esas presiones? Un artículo publicado en Eremedia da las claves para seguir siendo productivos en momentos de alto estrés.

La desconexión como obligación

En el mundo de los negocios todo parece urgente. Esa falsa creencia de que las personas deben estar las 24 horas conectados, los 7 días de la semana genera más pérdidas que beneficios. La principal virtud que todo líder tiene es saber ser eficaces en aquello que se plantear. ¿De qué sirve dedicar todo el día a hacer algo si, al final, el resultado es mediocre?

Saber dedicar el tiempo justo a las diferentes tareas e identificar cuándo se está siendo improductivo permite no sólo mantener los niveles de concentración en el trabajo, sino también la eficiencia y motivación.

Aprender a darse un tiempo para reflexionar sobre una tarea o simplemente dar espacio a una idea para, después, volver a conectar con ella y enfocarla desde otra perspectiva es lo que define un buen liderazgo.

Los errores son un aprendizaje necesario

Los líderes saben que los fallos existen para aprender, especialmente ahora que las empresas se vuelcan en iniciar proyectos nuevos, inexplorados y ligados a la innovación. Enfocarse en que, un día, se cometió un error no va a hacer nada por la empresa o el proyecto. Sin embargo, si se analiza, procesa y detecta dónde estuvo el fallo, permite conocer en qué punto se debe tener más o menos cuidado, para avanzar en la dirección adecuada.

Una tarea después de otra

“Quien mucho abarca poco aprieta”, dice el dicho y los líderes empresariales lo saben bien. Aprender a priorizar entre tareas, enfocar correctamente nuestras energías en algo y no pensar en lo que está por venir permite una mayor concentración en el trabajo que tenemos delante, ahorrando en tiempo y esfuerzos.

“Cuando una puerta se cierra, se abre una ventana”

Algo a lo que muchos temen es a la pérdida de un empleo o a la llegada de una circunstancia que se escapa a su control. Ser positivo es más que una filosofía y varias investigaciones han demostrado que, “ver el vaso medio lleno”, permite visualizar de forma más rápida las posibles soluciones a un problema y las oportunidades que se nos plantean.

Nada es irreversible y si lo es, sólo queda avanzar en otra dirección. Además, agobiarse por aquellas cosas que se escapan a nuestro control es una pérdida de tiempo que no conduce a ningún sitio.

Conócete a ti mismo para controlar tus emociones

Es importante saber qué sensaciones tenemos cuando estamos bajo presión. Es la única forma de ser conscientes de lo que está pasando, para poder ponerle remedio después. Además, una de las consecuencias más inmediatas del estrés es una tendencia a acelerar el ritmo al que hacemos las cosas, aumentando el riesgo de cometer errores innecesarios e involuntarios.

Por tanto, saber en qué momentos una persona está tensa y saber a bajar la velocidad de trabajo en favor de una mayor eficacia y precisión, resulta un seguro fiable de que se hagan el trabajo en la línea correcta, sin influencias emocionales externas.