El empleo se reinventa en España

17/01/2019 · El mercado laboral no es un sistema estático (aunque se aspire a ello), dado que la mayor parte del tiempo está sometido a lo que la economía global y sus políticas dictan en favor de una mayor competitividad y sostenibilidad de las empresas y los países en los que operan. En los últimos años, algunos de esos factores que han afectado al empleo global se relacionan con una crisis económica, el desarrollo tecnológico y las necesidades de talento que trae consigo o el crecimiento de algunos sectores productivos emergentes, por citar algunos. La suma de todos ellos, ha pintado a los profesionales un panorama incierto respecto al trabajo, con algunos retos a superar por parte de todos: gobiernos, empresas, instituciones y trabajadores.

“El empleo ya no es lo que era”, dicen los que han tenido la suerte de acumular la experiencia suficiente como para recordar un escenario laboral, donde la tecnología no marcaba las reglas sociales, económicas y empresariales, ni planteaba dudas. Aquellos supervivientes a esa guerra que siempre ha acompañado al talento (aunque ahora se presenta más dura e incierta), y que es anterior a que la crisis saliera de su burbuja y cambiara todo (algunos afirman que para peor).

“El trabajo no será lo que es hoy”, aseguran quienes buscan anticipar la envergadura de dicha transformación y el impacto que tendrá el ascenso de las nuevas tendencias que marcarán los años venideros, entre las que aparece, una vez más, el componente tecnológico pero también otros menos técnicos y más humanos, casi como si hubiera una necesidad de contrarrestar la despersonalización que arrastra la virtualidad de las nuevas redes digitales, a las que todos llamamos ‘sociales’.

Ninguno de ellos se equivoca, el mercado laboral siempre ha sido cambiante por necesidad y hasta por deber, ya que lo único que permite la supervivencia del sistema es su adaptación al contexto. Ahora bien, si es mejor o peor ahora que antes, o si será mejor mañana de lo que es hoy, es una cuestión compleja pues está sujeta a demasiados parámetros subjetivos. Lo que sí dicen los datos objetivos es que existen una serie de retos a superar, vinculados a cinco temas claves en la actualidad.

La reinvención del concepto de ‘trabajo’

En la era de los datos, con todo lo vinculado al plano digital en auge, el concepto de trabajo se ha transformado y ha ido incluyendo nuevos elementos a su definición, que cambian su forma y contenido. Así, junto a la aparición de nuevas formas de hacer las cosas y de distintas fórmulas para contratar a los trabajadores, se incorporan elementos que, aunque llevan vigentes toda una vida, vuelven a la actualidad.

De esta forma, la igualdad laboral, la diversidad -desde todos los ámbitos: género, edad, cultura, religión, capacidades e identidad- y la misión del trabajo, o lo que es lo mismo el servicio a los demás y a un propósito mayor, dando sentido a lo que los expertos llaman responsabilidad social, han comenzado a cobrar fuerza y a formar parte ese sistema por el que los personas determinan la reputación que adquiere una empresa.

El verdadero reto en España: calidad antes que cantidad de trabajo

‘Trabajo digno y de calidad’. Este es el lema con el que se han alzado los jóvenes, tal y como ya lo hicieron sus padres y abuelos, demostrando las diferencias generacionales no son tantas ni tan dispares. Lo que sí parece nueva es la elevada concienciación que se ha adquiriendo sobre la inclusión laboral de algunos colectivos que, no obstante, históricamente, llevan siendo los grandes afectados por el desempleo, como es el caso de las mujeres y las personas con discapacidad. A ellos, se han sumado dos más: los jóvenes y los profesionales senior, mayores de 50 años.

Aun cuando la economía mejora, la ocupación se estabiliza y la oferta de empleo se amplía, el reto real se sitúa en ofrecer garantías a los profesionales, con sueldos ajustados no solo a las responsabilidades del trabajo sino al propio sistema económico, y con condiciones adaptadas a la nueva realidad social y tecnológica que ya permite trabajar desde cualquier espacio. Especialmente ahora, que el trabajo para toda la vida ha dejado de existir, y ese nuevo contexto ya trae consigo suficientes incertidumbres como para desestabilizar el sistema.

Gig economy, un reto para un sistema anclado en el empleo permanente

Aunque el trabajo por proyectos comienza a despuntar (ya que, de hecho, la agencia Staffing Industry Analysts (SIA) publica que la gig economy tiene un valor de 3.709.000 millones de dólares americanos), el verdadero reto  aparece cuando una parte de la economía del país es generada a través de un sistema que continúa anclado en el empleo permanente.

Por tanto, los Gobiernos necesitan crear nuevas estructuras y políticas de empleo que incluyan todos los parámetros anteriormente citados, revitalizando así todo el sistema y dando cabida a un grupo de profesionales, los autónomos, que si bien ya existían, ahora circulan en nuevas sendas, poco o nada acotadas y regularizas debido a su limitado tiempo de desarrollo, como es todo aquello relacionado con la tecnología y el mundo digital.

Empleado versus trabajador independiente, un debate a superar

La mayor parte del debate acerca de las plataformas se centra en la dicotomía empleado vs. trabajador independiente. Así lo destaca un artículo publicado por Retina, perteneciente al diario El País, que indica que “esta categorización y los beneficios sociales adjuntos han sido heredados de otra época y nos encorseta para proponer otras soluciones”.

“Hay derechos como la protección de la salud, la prohibición de discriminación, la protección de datos o el derecho a organizarse y defenderse colectivamente, por poner sólo algunos ejemplos, que deben estar por encima del estatuto jurídico”, añade el artículo.

La tecnología, una aliada para el éxito profesional

Con una tecnología reconfigurando las relaciones laborales, ¿cómo puede el desarrollo tecnológico ayudar a respetar los derechos y a cubrir las necesidades de los trabajadores independientes e intermitentes? Según se explica en el artículo publicado por Retina, el WorkerTech, una categoría emergente de startups centradas en el apoyo a los trabajadores independientes, ha comenzado a posicionarse como la respuesta más clara para garantizar ese soporte que dicho colectivo necesita, especialmente mientras el resto de agentes –en concreto, los Gobiernos- buscan y desarrollan una solución efectiva y resuelven las incógnitas.

De todo ello, lo único claro es que el trabajo ‘es’ y seguirá siendo, aunque se introduzcan en él nuevos elementos definitorios y tecnológicos, diversas fórmulas y peores o mejores calidades.

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