22/07/2019 · Ser eficientes en el trabajo es clave para evitar que el síndrome del trabajador quemado o Burnout aparezca, haciendo descender la motivación laboral y el deseo de querer permanecer en la organización. Sin embargo, además de una correcta gestión de las tareas a realizar, es importante tener en cuenta el impacto que genera el entorno de trabajo sobre uno mismo, aprendiendo a limitar las distracciones que pueden aparecer.
Un reciente estudio realizado VitalSmarts, compañía norteamericana experta en entrenamiento profesional, reveló que solo se necesitan uno o dos miembros del equipo para hacer que el rendimiento del equipo descienda en torno a un 24%, debido a uno de los cuatro errores comunes en los que más suelen caer los compañeros de trabajo:
El estudio encontró que estos comportamientos le cuestan al equipo, además de una importante pérdida de moral, un claro descenso de la confianza, productividad y de calidad en el trabajo y en el servicio al cliente. De hecho, aunque puede parecer pequeño, el impacto que estas pérdidas ocasionan en los equipos, se nota en el ambiente laboral y denota una falta de eficiencia por parte de la empresa y sus líderes que, no obstante, con el fin de advertirlos a tiempo, pueden caer en el error de pensar que la solución es el micromanagement, el cual podría socavar aún más el ánimo de aquellos profesionales que sí cumplen eficientemente con sus responsabilidades.
"La gente tiene las mejores intenciones, pero sobreestima su capacidad para manejar todo lo que les llega a ellos y a su equipo", explica Justin Hale, Master Trainer and Training Designer en VitalSmarts, en un artículo publicado por Fast Comany, que también revela dos hábitos claves que pueden los equipo adoptar para prosperar en un entorno con una gran carga de trabajo.
Para Hale, la clave de la eficiencia laboral reside en trabajar, realizando las tareas correctas para percibir que el esfuerzo que se está dedicando en su cumplimento, tienen su repercusión en términos de avance en la misma, y manteniendo el enfoque en ellas, para evitar distracciones.
"La mayoría de las personas no mantienen un inventario limpio y claro de todos sus compromisos: grandes, pequeños, importantes, sin relevancia, estratégicos o no", explica. “Cuando el trabajo no está definido, es difícil saber qué hacer y, cuando surge un imprevisto, se termina desviando la atención hacia él”, añade, al tiempo que aconseja: “Tener una forma sistemática de manejar las cosas nuevas que pueden ir apareciendo, sin dejar que sean una distracción para lo que se está realizando en ese momento”.
Finalmente Hale destaca el valor de aprender a decir ‘no’ a una solicitud. "Cuando aparece un nuevo gran proyecto, muchos intuyen que no hay manera de que se puede cumplir con todo", afirma, y en lugar de negarse a implicarse en él, “lo que la mayoría de la gente hace es ignorar los compromisos que no pueden abarcar y esperan a que la persona responsable no les solicite".
En esta línea, recomienda renegociar con el jefe o compañero, los términos de la colaboración, poniendo el foco en lo que se puede contribuir y no en el descenso de la carga de trabajo.