La maternidad, un freno en la contratación y para el ascenso profesional

06/11/2018 · La maternidad sigue siendo una causa de discriminación laboral y el principal freno en la carrera profesional de las mujeres. Así lo revela el libro “Estereotipos de género en el trabajo”, publicado por Editorial UOC y escrito por la doctora en psicología social y profesora colaboradora de la Universitat Oberta de Catalunya, Maria Àngels Viladot, y la catedrática en psicología social y economía, Melanie Caroline Steffens.

Según exponen las expertas, “las mujeres sin hijos tienen seis veces más probabilidades de ser recomendadas para un trabajo que las que son madres”. Frente a esta situación, el compromiso que se les atribuye a los trabajadores que son padres, es mayor al que se le vincula a los profesionales que no lo son. En definitiva, las madres son percibidas como menos competentes en el trabajo que las no-madres y que los hombres con o sin hijos.

De hecho, tal y como exponen desde la UOC, diversos trabajos de campo realizados por investigadores como Stephen Benard y Shelley J. Correll, concluyen que a las mujeres con hijos se les exige unos resultados mejores que al resto, especialmente a la hora de hacer una prueba de acceso a un empleo. Al mismo tiempo, tienen menos posibilidades de ser propuestas para un ascenso y reciben menos recomendaciones de contratación.

“Cuando tienes un hijo, las normas sociales hacen que acabe siendo la mujer la que tome el rol de hacerse cargo de las tareas domésticas y del cuidado de los niños, lo que provoca que se tenga la percepción de que no estará tanto por el trabajo”, explica Maria Àngels Viladot, profesora de la UOC.

En este sentido, Benard y Correll hicieron un experimento en 2010 en el que enviaron más de 1.200 currículos diferentes de respuesta a ofertas de trabajo. El resultado fue que las mujeres sin hijos recibieron más del doble de llamadas que las madres con una calificación exactamente idéntica.

En cambio, la percepción de los hombres que se convierten en padres es justo la contraria. Los estudios concluyen que los hombres con hijos parecen más comprometidos con el trabajo que los que no tienen. De hecho, los padres, respecto de los hombres que no tienen hijos, se les permite llegar más días tarde al trabajo, se les ofrecen salarios más altos y también son recomendados más a menudo para ocupar cargos directivos o tienen más posibilidades para ser propuestos para ascensos. “Los padres están más protegidos que los que no lo son, porque el estereotipo social dice que el padre es el que debe mantener a la familia y este rol hace que esté más ligado a la empresa”, concreta Viladot.

Asimismo, el libro denuncia que, aparte de ser percibidas como menos competentes, las madres trabajadoras también sufren otra discriminación: socialmente son percibidas como “menos femeninas o acogedoras” que las madres que se quedan en casa. “Las investigaciones, en cambio, concluyen que los hombres trabajadores que se convierten en padres no sólo mantienen la percepción de ser competentes, sino que además también ganan la percepción de calidez”, apuntan sus autoras.

En esta línea, tanto Viladot como Melanie Caroline Steffens, aseguran que las mujeres pueden escapar a este sesgo siempre que dejen clara y explícita su vocación por el trabajo. “En un estudio de 2014, hecho en España, las mujeres que dejaron claro que estaban entregadas al trabajo recibieron recomendaciones de contratación tan buenas como los padres consagrados a la familia y al trabajo. Sólo las mujeres que dijeron que estaban entregadas a la familia recibieron menos recomendaciones. El mismo patrón se repitió en la asignación de recursos y oportunidades laborales”, concretan.

Para Viladot, la manera de poner fin a la discriminación de las mujeres trabajadoras es que termine la distribución desigual del trabajo doméstico y del cuidado de los niños entre los padres y las madres. “En este punto, un aspecto clave es que la ley obligue a los hombres a asumir el permiso de paternidad tal como hacen las mujeres”, concluye.

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