Los principales frenos de la transformación digital de las empresas en España

16/01/2019 · El lento ritmo al que se digitalizan las empresas en España se debe a una serie de factores que, a menudo, son relacionados con un problema de escasez de talento, la falta de concreción de un plan efectivo de transformación digital, con una insuficiente financiación del proceso pero, sobre todo, con una resistencia al cambio que parte del status quo establecido en las organizaciones y que es reforzado por la cultura de la que 'bebe' la compañía.

Las empresas españolas volvían a suspender en materia de madurez digital en 2018, según datos del ‘Índice de Madurez Digital de las Empresas’, realizado por Íncipy en colaboración de Inesdi. Pese a mejorar los registros respecto a la edición anterior, el Índice revelaba que la madurez digital de la mayoría (81%) de las compañías analizadas en nuestro país se encontraba en estadio básico o inicial, mientras que solo un 3,5% eran descritas como innovadoras. Además, un 38% manifestaba no tener una “Hoja de ruta Digital Formalizada” y un 54% no contar con líderes digitales en posiciones clave, coordinando el “Plan de Transformación Digital” de la organización.

Este lento ritmo de transformación fue también respaldado elInforme Minsait de Madurez Digital 2018, llevado a cabo por la consultoría Minsait, perteneciente a Indra, en el que también se suspendía a España en materia digital. Según sus resultados, menos de la mitad (40%) de las compañías españolas consultadas afirmaban haber comenzado su renovación, y solo el 41% aseguraba dedicar recursos, humanos y económicos, expresamente a dicha transformación. Un problema, el de financiación, que es descrito por el estudio del Instituto de la Economía Digital de ESIC Business & Marketing School (ICEMD), Una transformación digital incompleta”, como uno de los principales frenos del cambio.

Realizado en colaboración con CIONET, itSMF y Penteo, la encuesta de ICEMD revelaba que para el 88% de los directivos de grandes empresas españolas -con una facturación anual superior a 74.000 millones y con más de 240.000 empleados- encuestados, la principal barrera para la transformación digital es el presupuesto destinado a dicho cambio, mientras que lo que más preocupa (82%) es la velocidad de reacción al cambio, siendo considerado un factor crítico para el 42% de las empresas, casi el doble que el resto de los elementos valorados como críticos.

Citado por einforme "Future Culture 2018", otro de los frenos de la transformación digital en España es la resistencia cultural, que encabeza la lista publicada por International Data Corporation (IDC) y Cornerstone OnDemand, según declararon el 32% de las empresas consultadas, frente al 56% registrado en 2017. Junto a esta barrera, también se hacía referencia a la dificultad para encontrar talento y destrezas, destacada por el 31% de las empresas frente al 19% de hacía un año; la falta de recursos financieros, en línea con el informe de ICEMD, aunque con un porcentaje inferior (27%); los sistemas en tecnología de la información heredados (24%); la falta de innovación interna (23%), incapacidad para desarrollar y entrenar el talento, que pasaba del 17% en 2017 al 22% en 2018; y la falta de tecnologías disponibles (21%), de visión de los directivos (11%) o de conocimiento para la ejecución de objetivos (11%).

No obstante, si en algo coinciden en destacar los diversos informes citados, es en el papel clave que cumplen las personas dentro de estos procesos de cambio, tanto si son fuerza de trabajo como líderes o directivos empresariales. Esta afirmación entronca con uno de los frenos citado por el estudio de IDC: el cultural. De hecho, en un artículo publicado por Retina, perteneciente al diario el País, Adolfo Ramírez Morales, asesor en transformación e innovación y a autor de ‘Digitalízate o desaparece’, destaca hasta cuatro factores limitantes de la transformación digital.

En primer lugar, el experto cita un error de comprensión sobre lo que implica digitalizar una organización, ya que a menudo es entendido como un proceso de inversión tecnológica, cuando el cambio va más allá. Sumado a ello, Ramírez Morales, destaca que también se tiende a desarrollar iniciativas dispersas en la organización, que tienen un alto coste económico y cultural, cuando pueden no ser por el momento necesaria, pese a sus demostrados beneficios. En tercer lugar destaca “la inexistencia de unos indicadores que midan el impacto de las iniciativas del plan y permitan adoptar las medidas correctoras pertinentes”, y por último, “una bacteria” que se está haciendo “muy resistente al cambio”: el statu quo.

Para el asesor, el cambio que se tiene que producir debe ser “profundo” y debe afectar a todas las dimensiones de la empresa, empezando por su cultura. “La evolución que necesitan las organizaciones exige romper con rutinas, procesos y normas, planteando nuevos roles, nuevas formas de trabajar y nuevos modelos de relación con los clientes”, explica en Retina.

Sin embargo, asegura que el citado ‘statu quo’ resulta “tremendamente combativo contra el cambio y está paralizando y retrasando dicha transformación”, dado que se trata de la base sobre la que se ha construido la organización durante años. “Nos han enseñado a hacer las cosas de una determinada manera y hemos terminado haciendo de ello una doctrina”, señala Ramírez Morales, que además expone las distintas formas en las que se manifiesta en el funcionamiento interno de las organizaciones: a través de estructuras obsoletas, ofertas tradicionales a clientes, sistemas de objetivos desfasados, niveles de decisión innecesarios, reuniones y comités ineficaces etc.

Frente a este problema, la buena noticia es que existe un antídoto eficaz para erradicarlo: el liderazgo. “Se trata de un liderazgo valiente dispuesto a tomar decisiones comprometidas pero inevitables para el futuro de la organización”, apunta el experto. “Líderes que tienen que saber combinar en la estrategia los resultados a corto plazo con la inversión en el futuro, que tendrán que arriesgarse con nuevos planteamientos en el mercado, que apostarán por la fusión de conocimientos y capacidades de las distintas generaciones, que gestionarán con energía las actitudes negativas y resistencias al cambio para agilizar los procesos de transformación”, añade.

“En definitiva -concluye en Retina- profesionales que liderarán con el ejemplo y a los que no les temblará el pulso en la toma de decisiones, en ocasiones dolorosas, pero imprescindibles para erradicar el status quo y garantizar el futuro de su empresa”.

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